martes, 21 de diciembre de 2010

Melquíades Álvarez, un republicano olvidado


La memoria histórica de los españoles trata muy mal a sus grandes hombres. Las deficiencias en el sistema educativo, la pésima consideración que se tiene hacia las humanidades y las ciencias sociales y el relevo generacional pueden ser varios de los factores que expliquen el escaso conocimiento de los hechos que acaecieron más allá de 1975 o de 1939. En muchas ocasiones, la historiografía, y pseudohistoriadores conocidos -por desgracia- por todos, han distorsionado el pasado hasta simplificarlo, bien por facilitar su conocimiento, bien por causas ajenas al verdadero conocimiento histórico.

Es el caso de la historia del republicanismo español. En líneas generales, la palabra "república" nos remite a los hechos más destacados de 1931 y 1939 y a las connotaciones más negativas: comunismo, violencia, sectarismo, separatismo, inestabilidad... en medio de palabras tan nefastas se ha hundido deliberadamente al republicanismo español.

La figura de Melquíades Álvarez (1864-1936) bien puede ser el símbolo de la tragedia del republicanismo español. Nacido en Gijón, se licenció en derecho por la Universidad de Oviedo, donde sería catedrático de derecho romano desde 1898. Además, se inició en el mundo del periodismo con la fundación del periódico La Libertad y colaborando en El Eco de Gijón. Conjugó la abogacía y el periodismo con la política: en 1898 fue elegido diputado por Asturias por la candidatura democráta-liberal, sumergiéndose en el mundo político de la Restauración española, ademas en un año tan destacado para la historia española, el del Desastre.

Melquíades Álvarez no escapa a la cuestión en voga de la época, derivada del Desastre, el regeneracionismo. Se define como republicano y pasa a colaborar con los republicanos posibilistas Nicolás Salmerón, Blasco Ibáñez, Joaquín Costa y Gumersindo de Azcárate. Desde 1901 hasta 1923, renueva su escaño dentro de las candidaturas republicanas. Durante un primer período que va de 1901 a 1912, colabora en la unión de los partidos republicanos (Unión Republicana de 1903 a 1908) y en la colaboración con el Partido Socialista (Conjunción Republicano-Socialista de 1910). En la primera década del novecientos, desde el republicanismo, ofrece apoyo político al Partido Liberal dinástico para reformar el régimen de la Restauración y la Constitución de 1876, con la intención de democratizar el sistema y consolidar la supremacía del poder civil sobre el militar, muy dañado tras la aprobación de la Ley de Jurisdicciones por el gabinete liberal de Moret y Romanones de 1906, tras los sucesos contra la revista Cu-Cut!.

En 1912, Melquíades Álvarez crea el Partido Reformista, siendo la cabeza visible del amplio republicanismo reformista, democrático y laico que había surgido en la década de 1880 de las filas del krauso-institucionismo y del Instituto de Reformas Sociales. Como partido reformista, la formación de Melquíades Álvarez defendía la reforma gradual del sistema político en varios aspectos. Reforma política para crear un Estado democrático y social de derecho que abriese el sistema a la participación de la sociedad, acabando con el caciquismo y fomentando la autonomía de las regiones como respuesta al creciente regionalismo y como freno al nacionalismo independentista. Reforma de las relaciones laborales para conjugar capital y trabajo y alcanzar la "armonía social", mediante el asociacionismo obrero y una legislación de cobertura social de los trabajadores.

Como partido republicano, el Reformista se definía accidentalista, dejando para un momento posterior el debate en torno al tipo de régimen: lo importante era primero democratizar el Estado. Bajo los ideales del nuevo liberalismo se integraban buen número de los intelectuales republicanos y krausistas: Adolfo González Posada, Manuel Azaña, Gumersindo de Azcárate, José Ortega y Gasset, Fernando de los Ríos, Américo Castro y otros tantos otros.

De 1912 a 1923, el Partido Reformista y su líder Melquíades Álvarez variaron en sus alianzas, ora los republicanos, ora los liberales dinásticos, en el intento de conseguir la influencia necesaria para presionar en favor de la democratización del sistema político. Hay que destacar una paradoja que afectaba a todos los partidos de la Restauración: todos, desde los dinásticos a los republicanos, defendían la democratización, en mayor o menor medida; pero todos se beneficiaban del "encasillado" y del fraude electoral que decidía la composición de las Cortes. El Partido Reformista no escapó a esas prácticas y de ahí provienen sus grandes triunfos electorales en Asturias en la década de 1910-1920. En 1922, merced a la coalición entre liberales dinásticos y reformistas, Melquíades Álvarez es nombrado presidente del Congreso de los Diputados, cargo que ocupa hasta la clausura de las Cortes y la suspensión de la Constitución de 1876 por el golpe de Estado del general Primo de Rivera.

La dictadura de Primo de Rivera, pese a defender las reformas regeneracionistas y la crítica al caciquismo e ineficacia del sistema político de la Restauración, no era lo que defendían los republicanos y los reformistas. El político asturiano espera, no ocioso, sino colaborando o mostrando simpatías por conspiraciones para quitar al dictador. En 1930, con Primo de Rivera dimitido y el régimen monárquico haciendo aguas, el rey Alfonso XIII le pide que forme gobierno, proposición rechazada por Álvarez si no se convocan unas Cortes constituyentes que se definan la naturaleza del régimen político. En las municipales de abril de 1931, sin esperarse que iban a convertirse en una consulta contra la monarquía, inicialmente integró el bloque monárquico y luego pasó a defender la abstención.

Con la proclamación de la república, acepta el nuevo régimen y refunde el Partido Reformista en Partido Republicano Liberal Demócrata, en un campo mucho más moderado y conservador que el Reformista, fruto de la evolución del pensamiento de su líder: estaba muy desencantado con el rumbo de los acontecimientos y, como Ortega y Gasset, era de la opinión que la república no debía ser lo que el gobierno del primer bienio estaba realizando. Por ello, colaboró en el bienio negro con los gobiernos radical-cedistas y hasta en apoyar la represión de los obreros de Asturias, reclamando que orden y libertad no tenían sentido el uno sin el otro. La colaboración de su partido en el bienio radical-cedista, el apoyo a las represiones obreras, la defensa que hizo de José Antonio Primo de Rivera tras su detención y, posteriormente el apoyo de muchos de sus miembros a la rebelión militar de julio de 1936 desacreditó al viejo partido reformista y a su veterano líder. Melquíades Álvarez fue encarcelado en agosto en la Cárcel Modelo de Madrid, donde el 22 de ese mismo mes fue fusilado sin juicio y sin conocimiento por el gobierno y la presidencia de la república, con gran dolor de quien fue en su día compañero de partido, Manuel Azaña.

Melquíades Álvarez fue una víctima de ese caos político, social y bélico que acabó con las esperanzas del republicanismo español. Es, sin duda, un buen representante de lo que se ha dado en llamar la "tercera España", esa España reformista que tenía un proyecto de democracia y regeneración en medio de los odios, larvados tiempo atrás, de las otras dos Españas. El desencanto de Melquíades Álvarez por la república no era un caso aislado, sino que embargaba a personajes ilustres a izquierda y derecha, preocupados y desesperados por una España que, ni con monarquía o república, conseguía unirse al tren de las naciones democráticas y desarrolladas.

Enlaces de interés en Internet:
Melquíades Álvarez y los nudos de la memoria
Biografía de Melquíades Álvarez

martes, 14 de diciembre de 2010

Los tres votos de Berlusconi

Frente a 311 votos a favor y 2 abstenciones, la moción de censura de la oposición a Berlusconi ha sido derrotada por los 314 diputados que han apoyado en contra, entre los que se encuentran dos miembros de Italia de los Valores de Di Pietro, uno del Partido Democrático y un ex finiano.

Silvio Berlusconi salva así su enémisa moción de censura. Para ello, no ha dudado en convertir el Parlamento italiano, si no lo era ya, en un mercado de compra de votos y venta de favores en una recreación grotesca y vergonzosa del Templo de Jerusalén invadido por los mercadores, profanando el que debería ser el lugar sagrado de la representación de la soberanía nacional. La compra de votos no es un fenómeno novedoso en el desacreditato sistema político italiano: ya venía de mucho antes de la llegada de Berlusconi y cuenta con buenos antecedentes históricos. Incluso en el Parlamento de Westminster, insigne modelo del parlamentarismo constitucional, se institucionalizó semejante práctica con la creación de una ventanilla donde los diputados recibían el precio acordado por su voto.

Hay que ser "compresivo" con la despreciable clase política italiana. No podemos ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Pedir un comportamiento noble y virtuoso a seiscientas treinta personas, aunque reciban el trato de "sus honorables señorías", es estéril cuando no cultivamos la propia virtud. Las seiscientas treinta honorables señorías de la Cámara de los Diputados de Italia, y las más de trescientas honorables señorías de la Cámara del Senado son seres de carne y hueso con los mismos vicios y virtudes que el resto de seres humanos. Cuentan, claro está, con mejores oportunidades que muchos de nosotros de obtener pingües beneficios, gracias a sus actas de diputado. Ante los cantos de sirena de un Berlusconi dispuesto a cancelar la hipoteca de un diputado, ¿quién puede resistirse? Y el que el susodicho diputado no es de piedra.

Igualmente hay que ser compresivo con los miles de estudiantes que han desencadenado una guerrilla contra los policías de Roma. Es normal que frente a un Berlusconi que impone sus leyes sin escucharles sea motivo de enfado. Aún más que les obligue a cumplir la ley mientras él y sus más estrechos acólitos disfruten de inmunidad ante la misma ley. Con ello, ¿quién no diría basta ya? Muchos italianos están hartos de que sus políticos no sean sus representantes públicos. No sirve de nada votar, ya que salga quien salga actuará conforme a sus propios intereses, y por si acaso dudara todos saben que Berlusconi acudiría raudo con la chequera en sus manos.

Hay que ser comprensivos con buena parte de los ciudadanos de Italia que votaron a Berlusconi. Sabían lo que hacían y lo que haría Berlusconi. No sólo en 2008, sino también en 2001 o en 1994. Ciertamente, la democracia queda vacía de contenido si los representantes políticos vulneran el interés general a favor del interés privado. Igualmente, la democracia es inservible cuando el electorado hace un mal uso de su voto.

Sí, ciertamente muchos millones de italianos votaron a Berlusconi libremente, lo mismo que muchos alemanes votaron libremente a Hitler, y no se puede reprochar en gran medida porque el voto pertenece a uno mismo y cada uno lo ejerce como cree más conveniente. ¿Qué otra opción tenían los alemanes y los italianos? Al mismo tiempo, parte del electorado italiano no ejerce un voto "libre". No es libre si operan los favores, las influencias, en definitiva, la misma corrupción que había antes de Tangentopoli.

Hay que ser comprensivo con la oposición a Berlusconi. No la forma una cohorte de personas virtuosas y de abnegado servicio por la cosa pública, pese a que muchos vienen de un Partido Comunista bastante ejemplar y de inteligente estrategia. Las ideas se difuminan con el tiempo, pero la ambición de poder siempre queda. No es extraño que las filas del centroizquierda se hallen casi tantos casos de corrupción como en las del centroderecha.

Aunque muchos italianos pudieran tener la oportunidad de no votar a un Berlusconi que ven viril y triunfador, o la inagotable fuente de favores personales, organizada de una forma piramidal enquistada dentro del Estado italiano, ¿qué harían con su voto? ¿Dárselo a una oposición desorganizada, sin ideas y potencialmente corrupta?

Hay que ser comprensibles con la clase política, no tienen la ciudadanía ejemplar que deberían tener. Hay que ser comprensibles con la ciudadanía, no tienen la fuerza que deberían tener para quitarse de enmedio un tumor tan despreciable. Hay que lamentarse por la filosofía política de la democracia: no tiene los tipos ideales que debería tener.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Julian Assange, ¿héroe o villano?


La mayor filtración de Wikileaks en su historia, la de los documentos del Departamento de Estado de Estados Unidos o Cablegate, sin duda va camino de convertirse en el acontecimiento del año. No ha sido, claro está, la primera de las filtraciones de Wikileaks, con poco más de tres años de vida, pero sí es la más impactante: a medida que se van conociendo los cables entre el Departamento de Estado y las embajadas estadounidenses, el miedo y la ira de la administración norteamericana y del establishment no dejan de aumentar.

No es únicamente Estados Unidos quien ve al descubierto su diplomacia secreta. Al mismo tiempo, ve la luz el doble rasero de muchos otros gobiernos en el mundo: China, Reino Unido, Rusia, Italia, España, Francia... ninguno escapa de las revelaciones de estos cables diplomáticos. Desde el 28 de noviembre, día que comenzó la publicación de las filtraciones en El País, Le Monde, Der Spiegel, The Guardian y The New York Times, parece habérseles caído una fina máscara a los gobiernos de muchos países.

Hay quienes pensaban que estas filtraciones eran un simple cotilleo. En muchos casos, venían a confirmar muchos de los rumores que circulan sobre los líderes y los gobiernos del mundo. Desde los líos de Sarkozy a los de Berlusconi, la espina de las Malvinas para Argentina a los temores de los países árabes a un Irán nuclear... Luego vinieron otros datos: presiones de Estados Unidos hacia sus aliados para defender sus intereses (ya sea desde el caso Couso a las ventas de armas a Venezuela por parte de España y Rusia), los planes secretos de China sobre la península de Corea, la corrupción en Rusia... en fin, muchos temas y para su recolección ya están los diarios antes citados y, sobre todo, la página de El País a tal efecto.

A los distintos gobiernos se les ha creado un nuevo abismo, mucho más infinito que cualquier otro hasta ahora, entre ellos y sus ciudadanos. En sus reacciones, poco pueden decir excepto intentar negarlo todo, en vano. En esta cuestión (y en otras) nadie les cree ya, tan grande es la desconfianza que poseen entre los ciudadanos, bien cultivada a lo largo de muchos años. Otros gobiernos optan por dar la callada por respuesta, sabiendo que aún no se sabe todo y puede quedar mucho todavía por saber. Tampoco ha hablado la clase política de cada país de forma clara, todos sabiendo lo que se juegan, unidos por un pacto de silencio.

Los distintos gobiernos han perdido legitimidad. Ya no pueden presentarse como reflejo de la voluntad popular y garantes de la independencia nacional. ¿Será el gobierno yemení independiente cuando no puede hacer frente a insurgentes y necesita el apoyo en la sombra del poderío militar norteamericano? ¿Será independiente el gobierno español que entre bambalinas intercedió en favor de los intereses norteamericanos en el Caso Couso? ¿Será el gobierno ruso reflejo de la voluntad popular o de la oligarquía del régimen de Putin?

En muchos casos, la bandera del nacionalismo es una fina cáscara que esconde la sumisión al aún imperio de nuestro tiempo o la hipócrita excusa para mantener, una vez más, la dominación de las minorías dirigentes sobre la mayoría de los dominados.

En estas circunstancias, ¿cómo se puede hablar de democracias, Estados de derecho e independencia en la aldea global? La globalización, inicialmente económica, va dando pasos hacia la globalización de las relaciones humanas paralelas a la del Estado-nación, proceso lento y difícil; en cambio, la globalización de la información es ambivalente. La Red no es inmune a la manipulación o a la opacidad, caso de China. Todos a una, gobierno y oposición, clase política, en definitiva, el establishment de cada país hace piña contra las revelaciones de Wikileaks. En España, los rumores sobre los movimientos dentro de la derecha española se confirman, incluso corroborando que Rajoy no es favorito ni para Estados Unidos, ni para el resto de sus correligionarios.

Al gobierno estadounidense no le ha quedado otra opción que huir hacia adelante y querer matar al mensajero, a Julian Assange. En este caso, el presidente Barack Obama no ha hablado hasta hace bien poco sobre Assange y Wikileaks y ha dejado en manos de su secretaria de Estado, Hillary Clinton, la responsabilidad de enfrentarse a la opinión pública nacional e internacional. Mientras, los miembros del Congreso norteamericano y otras figuras relevantes del panorama político estadounidense, como Sarah Palin o Joe Lieberman, piden desde el asesinato a la detención del terrorista Assange, así como prohibir consultar la página de Wikileaks, amén de querer privarla de cualquier servidor para poder seguir operando. Nos han querido mostrar los límites de la libertad de expresión y así lo han hecho: con el imperio no se juega.

¿Nos ha hecho un favor Julian Assange? Sí, sin duda. El lema de Wikileaks, "we open governments", se cumple o se desborda con creces. Cierto es que todo es siempre una amplia gama de colores grises: las acusaciones de abusos sexuales son graves, igual que las de opacidad de las cuentas de Wikileaks. Una cosa no deslegitima ni quita validez a la otra. No debemos ser ciegos apoyos a una persona y una empresa con sus propios (y legítimos) intereses, como tampoco furibundos opositores y situarnos en el lado peligroso del debate de cuáles son los límites de la libertad de información.

Hemos de mantener una independencia de criterio a la vez que conocer los argumentos y motivaciones de ambas partes. Por ejemplo, leo en ABC que Alonso de los Ríos acusa a Wikileaks de "delictiva" y la prensa que revela su información como la terminal del negocio "criminal" del portal de filtraciones, así como comete el error de englobar en el mismo saco las acciones de Wikileaks, El País y Anonymous, como si fueran parte de una nueva teoría de la conspiración, a imagen de la que la derecha española quiso ver para el atentado del 11-M. Lejos de reconocer al antiguo marxista un profundo amor por una profesión periodística que obtiene de forma limpia la información de sus fuentes, hay una línea clara del periódico monárquico de lamentarse no ser uno de los cinco periódicos que disfrutan de una exclusiva tan jugosa.

¿Qué supondrá Wikileaks y el proceso contra Assange? La posible extradición de Assange de Reino Unido a Suecia, y puede que de Suecia a Estados Unidos para juzgarlo por la filtración de los documentos no será un juicio a una persona concreta, sino un juicio a la libertad de información y a los límites de ésta. Es pronto para determinar si Julian Assange es un héroe de estos tiempos posmodernos o el violador autoritario y sombrío que nos pintan desde otros lares. De momento, es personaje del año para Time. Mientras, sabremos, sabemos ya, que los gobiernos defienden la libertad y la democracia con pasión, pero una pasión muy pequeñita.

¿Por qué calla la clase política? Wikileaks no descubre el Mediterráneo mostrando la verdadera faz de una minoría persiguiendo sus intereses personales y encadenada a los intereses de la clase económica o a los de Estados Unidos. No hay un ataque a la política; en todo caso, podría haber una crítica a aquellos que consideran la política, en toda su extensión, como la esfera de actuación de una minoría con unos intereses concretos en juego.

Sintiendo pecar de utópico, idealista u optimista, no es/no debe ser así, y los ciudadanos tienen el derecho a saber la verdad. No secretos de estado, eso es un consenso universal: Wikileaks no ha dado información que vulnere la seguridad nacional, ni códigos nucleares. Nos ha dado algo más potente: el simple conocimiento, para que cada cual pueda informarse y hacerse una mejor opinión. Así, podrán formarse mejores elecciones de cara al futuro. La minoría y élite que es la clase política es "elegida", en un sistema democrático, para llevar a cabo políticas que vayan en beneficio del interés general. Es una bonita teoría, y por lo tanto irreal.

El profesor Javier Redondo lamenta en La aventura de la Historia la banalización de la política, con la decepción de la democracia 2.0 como un fracaso en la participación de la ciudadanía en un sentido republicano liberal (también llamado republicanismo cívico, que tan en moda estuvo una vez en boca de Zapatero), viendo cómo el ideal democrático y liberal es sustituido por una política del entretenimiento y del pensamiento rápido y simple.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Érase una vez... unos yankis en la corte del rey Remendón

Érase una vez que había una guerra muy, muy lejos. Un Imperio estaba dirigido por un ambicioso emperador, Arbusto II. Este emperador quería hacer vasallos al resto de países. A muchos los tenía ya dominados; otros desafiaban su dominio como podían. Eran países muy pobres, aunque tenían fabulosas riquezas en sus tierras, pero sus líderes eran también muy malos. Sucedía que este emperador hacía la guerra contra esos países justificando que había que acabar con la maldad de esos dirigentes que hacían mucho daño a sus respectivos pueblos. Lo que pretendía ocultar este emperador es que, en realidad, hacía la guerra para robar sus riquezas y extender su dominio por todo el orbe.

Pues bien, este emperador declaró la guerra a la satrapía de Babilonia. Además de soldados, a Babilonia fueron muchas otras personas, periodistas, que iban a contar al resto del mundo lo que ocurría allí y cómo se desarrollaba la guerra. Sin embargo, a este emperador y a su corte no le gustaba nada que hubiera gente que contara las cosas malas que allí pasaban. Por lo menos, quería que se guardaran de decir y de ver ciertas cosas. En esas circunstancias, los soldados del emperador mataron a José Couso, un periodista de Iberia.

En Iberia, la gente reaccionó muy mal. Los dirigentes de Iberia estaban liderados por Botella I, un pequeño hombre que tenía veleidades de caudillo, pero que en realidad era el vasallo más servil del emperador. Este caudillo quiso hacer oídos sordos a la opinión de sus oponentes y del pueblo, que exigía justicia para Couso y que los soldados del emperador se sometieran a un juicio de crímenes de guerra. Los oponentes del caudillo estaban liderados por Remendón, un hombre de tan buenas intenciones que era llamado "Bambi" por los siervos del caudillo Botella I. Los hombres de Remendón se pusieron de lado de la familia de Couso y prometieron justicia si el pueblo les apoyaba para derrotar al caudillo Botella I.

Y así sucedió. El heredero del caudillo Botella I, un "señor de los hilillos" de nombre El Tato, fue derrotado junto a toda su jauría de siervos por las mentiras de los ataques a Madrid. El bambi Remendón nombró como fiel lugarteniente a María Teresa Hernández de la Vera, como canciller de exteriores a Miguel Ángel Moritos, a Juan Fernando López Palomar como ministro de justicia, a Javier Zamora como fiscal de la audiencia y a Cándido Noble-Cumplido como fiscal del reino. Todos estos fieles lugartenientes del bambi debían asegurar que se iba a cumplir con la justicia.

En el reino de Iberia se decía que la justicia era independiente, que los caudillos no podían entrometerse en sus asuntos, y que el propio país era independiente. El Imperio se iba a meter en muchos problemas, y rápidamente el emperador Arbusto II supo que el bambi Remendón era más bien un león. Tenía que tomar cartas en el asunto.

Pronto se abrió un caso contra los soldados del emperador que mataron a José Couso. Un juez pidió que detuvieran a esos tres soldados para juzgarlos. Pero por mucho que insistía no resultaba nada fácil. La audiencia del reino, que era la que impartía justicia, intentaba que el caso no saliera adelante. Lo triste de esta historia, queridos lectores, es que los tres asesinos de Couso continuaron libres.

Lo que ocurrió entonces fue muy, muy importante. Un chivato consiguió información de los órganos de espionaje y diplomacia del Imperio y los difundió al resto del mundo. Entre esos datos, se descubrieron cosas muy, muy graves. Algunos escritos contaban que los lugartenientes del león bambi Remendón, es decir, De la Vera, Moritos y López Palomar, habían mentido al pueblo. Decían ser los defensores de la justicia y de Couso, pero lo que no contaron es que en realidad ayudaron a los siervos y espías del Imperio a ocultar los delitos, y que los fiscales Zamora y Noble-Cumplido contaron a los espías y embajadores del emperador cómo hacer como que ayudaban, pero en realidad no ayudaban. Además, los embajadores del emperador intentaban presionar a los fiscales del reino para archivar las causas, cosa que consiguieron varias veces.

Entonces la gente se enfadó más y más. Muchos que sentían simpatía por el bambi Remendón se sintieron muy desilusionados. También sintieron que los lugartenientes de Remendón les habían tomado por tontos. Y a la gente no le gusta que les tomen por tontos. Lo que ocurrió, aún está por llegar. ¿Creéis que la gente sentirá vergüenza del bambi Remendón y de sus lugartenientes? ¿Creéis que los siervos de Remendón dejarán su silencio, se levantarán y exigirán castigo ejemplar por estos engaños? Esto, queridos lectores, está aún por verse.

Así que, colorín colorado, este cuento, ¿ha acabado?

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Epílogo a las elecciones catalanas

No quisiera terminar este importante tema sin recoger una carta de opinión, de Antonio R. Campoy Martínez, en El País, a propósito de las elecciones catalanas:

"Creímos ser muchos, la mayoría. Hijos de la emigración. Pero catalanes. Crecimos en los cinturones del área metropolitana, pero nos gustaba tanto ir a Vic, a Olot, a Ripoll, a pasear por Girona o La Seu d'Urgell, que también las considerábamos nuestras.

Nos lanzamos a hablar catalán antes de depurar las vocales neutras y los pronombres. De fuera, de aquí, charnegos. Tuvimos parejas cuyo nombre (Meritxell) era impronunciable para nuestra madre (nacida en Jaén). Tuvimos hijos y nos esforzamos en que conocieran las dos lenguas. Leímos a Gabriel Ferrater, a Maragall, a Sagarra, a Martorell. Y a Marsé.

Nos gustaba enseñar, a nuestros amigos sevillanos, la casa en la que había vivido Cervantes, frente al Puerto de Barcelona, y les invitábamos a esqueixada, escalivada y les mostrábamos cómo untar el tomate en el pan.

Fuimos a Madrid y explicamos qué fantástica era Cataluña. En Barcelona, explicamos qué chula era Madrid. Sí, nos subimos al ascensor social, pero seguimos yendo en metro.

Un día, unos que se nos parecían llegaron al Gobierno de la Generalitat. Cataluña, esta vez ejemplar, unía a independentistas con cordobeses. Pudimos ser un ejemplo, una esperanza. España no sabía tener un presidente catalán, pero Cataluña tenía un president nacido en Andalucía y con un catalán precario. Por encima de la identidad estaban las personas. La identidad la hacían las personas, porque es en ellas en las que se une la historia, la cultura, el respeto al pasado y la fe en el futuro. Cataluña no era lo que las radios bramaban que era.

Pero, pasado el tiempo, los que se parecían tanto a nosotros lo hicieron tan mal, tan mal, que acabamos eligiendo entre ser una cosa o la otra. Era el Palau de la Música, sí, pero también era Pretoria. Y a mí me duele más Pretoria. Acabamos eligiendo, decía, entre la española bandera de la plaza Colón o la estelada. Vencidos, los que no somos ni una cosa ni la otra, o somos ambas, nos subimos al AVE conscientes de la derrota.

Los que se nos parecían siguen ahí, balbuceando que el problema fue que nos les entendimos. Después de tantos errores y tantas oportunidades perdidas, siguen ahí, esperando no sé qué.

Creíamos ser muchos. Nos equivocamos. Otro día ya decidiré qué soy a partir de ahora. Por el momento, seguiré siendo ciudadano del AVE".

martes, 30 de noviembre de 2010

Elecciones en Cataluña (y II): Opinión personal


Hago dos intervenciones en el blog sobre las elecciones catalanas para poder dar cabida al análisis electoral y a mi opinión personal en textos ni muy densos ni muy extensos para comodidad del lector. También para no empañar el análisis del primer texto de opiniones personales que pudieran alterarlo. Los datos son objetivos y las opiniones subjetivas. Estas elecciones han dado para ambas cosas, por ello mi decisión de no juntarlas, aunque partan de la misma realidad.

En las elecciones que se han celebrado desde que tengo conciencia política, más o menos desde las de 2003, no dejo de observar ciertas coletillas insulsas, sobre todo en aquellas citas electorales adversas para los partidos de izquierda. "Algo habremos hecho mal", "por qué el trabajo realizado no se traduce en votos".... frases de autocompasión más propios para llorar colectivamente y lamerse las heridas causadas. No se necesita autocompasión. La izquierda española, y la izquierda catalana, no necesitan autocompasión. Ni siquiera merecen lástima.
El 23 de septiembre escribí en este mismo blog que la izquierda no merece ganar Cataluña, no mientras sea esta izquierda. Es desolador volver a tener que ver como sinónimos estabilidad con derecha e inestabilidad con izquierda. Peor aún, inestabilidad con coaliciones de gobierno de varios partidos. España no tiene aún una cultura política avanzada que vea como un bien el multipartidismo, la colaboración entre diversos sectores sociales y políticos y la lealtad institucional. Tendemos al exclusivismo a la vez que somos incapaces de construir agrupaciones de amplio espectro. Por ejemplo, ¿cuándo se debatirá con naturalidad que la mejor garantía de estabilidad y progreso con la izquierda pasa por su unión de fuerzas?

El tripartito ha caído con estruendo; el PSC, como dice Jordi Barbeta en La Vanguardia,
ha implosionado. Todo ello no me causa lástima. Ni siquiera ya puedo tener una cierta afinidad ideológica a ese Partido de los Socialistas, con cada vez menos socialistas y menos votantes. Decía también Barbeta que "el PSC ha pasado de tener varias almas a quedarse sin ninguna". Más bien, los socialistas catalanes conservan todas sus almas pero ninguno de sus cuerpos (electorales): en siete años han perdido medio millón de votos, la mitad de su electorado en elecciones autonómicas.

La izquierda, repito, no tiene que ser autocompasiva. Tiene que ser ferozmente autocrítica. La cuestión no es baladí: la derrota en la batalla de las ideas es la antesala a la derrota en la batalla política. Izquierda social e izquierda política se han distanciado, han roto sus lazos. La regeneración ideológica no viene por un simple retroceso electoral: son muchos años de malos resultados y de mala imagen. La izquierda ha quedado como jaula de grillos y mala gestora (pese a los avances del tripartito, que no deben ser obviados). Esta regeneración ideológica no debe venir (al menos, únicamente) de los políticos. Son políticos más preocupados por sus cargos y su nivel de influencia que por la generación de ideas que sustenten sus propuestas e intereses. ¿Dónde están los intelectuales?

Los intelectuales, siendo gramscianos, son los que tienen que reconfigurar un nuevo mensaje para reconstruir la hegemonía social y política. Está claro que el divorcio entre intelectuales y política es notorio: menos políticos son intelectuales y menos intelectuales están comprometidos en la política. Es más, cada grupo desconfía del otro. Fue muy relevante la frase de la ministra González-Sinde (pese a su procedencia del mundo cultural), "los que no son expertos, que no opinen".

Con este planteamiento se niega la potencialidad de cada individuo de ser intelectual. Para los exclusivistas, la política, las decisiones y las opiniones deben ser puestas en mano de "los que saben", un concepto sumamente reduccionista y, por lo tanto, elitista, negación de la democracia. Una de las vías para ser libre es el conocimiento: la sociedad más democrática y libre será aquella donde todos sean "los que saben", al menos de forma colectiva, sin ninguna exclusión deliberada. ¿Acaso no es esto una de las reclamaciones del movimiento socialista desde sus inicios?


Artur Mas ha esperado siete años para lograr el objetivo por el que fue elegido candidato de CiU: suceder a Jordi Pujol. Y lo ha logrado no por una herencia directa, a la vieja usanza del PRI mexicano. Su partido perdió el poder, vivió en la oposición y ha ganado las elecciones con una mayoría incontestable. Con ello se ha dotado de una mayor legitimidad a su liderazgo. Mariano Rajoy no sólo se congratula por la derrota de la izquierda catalana y el castigo que ello supone al Gobierno y a Zapatero. Rajoy sueña con emular a Mas a nivel nacional, hacer olvidar que fue elegido directamente por Aznar, llevó al partido conservador de la mayoría a la minoría y espera que a la tercera
va la vencida. Siendo malévolo, siempre quedarán esos hilillos...

Artur Mas lleva bajo el brazo la promesa de severos recortes para
atajar la crisis económica en Cataluña. Me atrevo a decir que sus propuestas son las mismas que el PP espera llevar a cabo si, en 2012, gana las elecciones, pero que no se atreve a concretar. Sabemos que tanto CiU como PP admiran los recortes realizados por el gobierno conservador-liberal del tandem Cameron-Clegg. La cuestión, para Cataluña y para España, será cuándo se empezarán a aplicar por Mas. Es importante porque puede afectar de una u otra manera el comportamiento electoral para 2012. Si CiU comienza sus recortes antes de las elecciones municipales, se arriesga a que el avance electoral de noviembre se detenga en mayo, y de nuevas energías a los socialistas a mantener Barcelona y el cinturón rojo, así como las principales ciudades. Por ello, es arriesgado pensar que lo vayan a concretar inmediatamente. Sí es más importante, en cambio, si lo hacen antes o después de las elecciones generales. Si fuera antes, sería una gran baza para la izquierda, al manifestarse el calado de los recortes de la derecha y a qué clases sociales afecta.

La
sociovergencia, una vez más, no se manifestará. Al menos, en la escena catalana. En la nacional, a CiU le conviene siempre colaborar con el gobierno central. Cuestiones como el concierto económico o intentar saltarse la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto son temas más complicados, ya sea con izquierda o derecha. Una nueva radicalización de las relaciones entre Cataluña y el resto de España no es beneficiosa para ninguna de las partes: CiU vuelve a tener la oportunidad de acaparar la mayoría del campo nacionalista catalán y los socialistas necesitan de la moderación para no verse comidos por populares y republicanos. Al Partido Popular también le vendría bien la moderación, puesto que la tensión de las relaciones le dio buenos resultados en Euskadi en 2001, pero a costa de estancar el bloque no nacionalista.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Elecciones en Cataluña (I): Análisis electoral


El análisis más resumido de los resultados electorales en Cataluña es la siguiente: CiU arrolla al tripartido, si bien sin mayoría absoluta. Todos los partidos del tripartito gobernante pierden, algunos de forma más contundente, caso de socialistas y republicanos. El PP causa sorpresa por romper su techo electoral de 1995. Ciudadanos consolida su base pero no consigue sacar mayores beneficios. Por último, el independentismo de Laporta entra en el Parlamento catalán.

Pero, desgranando los datos generales, provinciales y por partidos, las cifras dicen mucho más de lo que parece. ¿Cómo leemos estos gráficos? ¿A quién ha beneficiado la participación? ¿Cuáles han sido los trasvases de votos o las abstenciones?

Pese a lo que indicaban los sondeos, la abstención ha bajado al 40%, cifra alta pero que permanece en las medias de las sucesivas elecciones al Parlamento catalán. Creo que se puede romper la idea de que mayor participación beneficia a una determinada ideología y viceversa: la participación beneficia el cambio de mayorías, como así hizo en 2003 con la mayoría del tripartito. En el caso catalán, este año la mayor concurrencia a las urnas ha beneficiado a CiU, mientras que los votantes del tripartito han cambiado de partido o han optado por la abstención.

Las fuerzas nacionalistas en el Parlamento -CiU, ERC y SI- suman 76 diputados de 135, frente a los 69 de la legislatura 2006-2010, con el apoyo electoral del 48,75% y del 46,5%, respectivamente. De ellas, las formaciones claramente independentistas, ERC y SI, suman el 10,28% del electorado y 14 diputados, por debajo de las pasadas marcas de ERC (14,32% y 21 diputados). Junto con Reagrupament, extraparlamentario, los apoyos al independentismo se reducen; sin embargo, es notorio que parte de esos votos han votado pragmáticamente a CiU. ERC ha perdido la mitad de sus votos (200.000 votos de los 400.000 de 2006), que han ido al partido de Laporta, a CiU y a la abstención, en este orden en mi opinión.

Convergència i Unió se ve beneficiada de la persistente fragmentación del mapa político catalán. La italianización del Parlamento no ha llegado a tanto (se pasa del sistema de cinco partidos de 1980-2006 y se consolida el de seis, con la incorporación de Ciudadanos y su consolidación en estas elecciones, y provisionalmente convirtiéndose en un sistema de siete, si el partido de Laporta se consolida electoralmente) y no perjudica la gobernabilidad, como se temía, ya que el peso parlamentario de CiU es muy superior al electoral (46% del Parlamento por el 38,5% de votos). La enorme distancia a la que queda el segundo partido, el PSC con su decepcionante 18,32%, hace que la ley electoral opere con gran beneficio para la federación de Artur Mas: 35 de 85 diputados por Barcelona, 9 de 17 por Girona, 9 de 15 por Lleida y 9 de 18 por Tarragona, con porcentajes, respectivamente, del 36,85%, 45,16%, 46,93% 7 39,37%. Los nuevos votos que recogen los nacionalistas moderados proceden del PSC, de Esquerra y del aumento de participación. Con estos datos, le resultará fácil encontrar apoyos en una oposición dividida entre no nacionalistas e independentistas. Sólo le serán suficientes los 10 escaños que poseerán los conservadores o los republicanos, a menos que se manifieste la sociovergencia.

Para el PSC la experiencia del tripartito le ha supuesto una auténtica sangría: con una media de votos del 30%, y el máximo histórico del 38,2% de 1999, el PSC se quedó con el 31,4% en 2003 y el 27,38% de 2006. La caída este año ha sido la mayor: 9 puntos porcentuales, quedando por debajo de la barrera psicológica del 20%, un desastre sin paliativos para un partido que llegó a superar en votos a los convergentes. Ahora reunen la mitad de los votos de sus adversarios. Sus votos han ido a CiU y, en muy pequeña parte, al PP.

El PP, pese al espectacular avance de 4 diputados, sólo suma 68.000 votos más, ganados del PSC y sobre todo en el cinturón rojo barcelonés, subiendo un punto y medio porcentual. Ha sido el hartazgo de buena parte de los votantes socialistas, castellanohablantes y trabajadores, hacia el tripartito y al excesivo nacionalismo, además de la preocupación por la inmigración y el paro, lo que los ha llevado al partido españolista. En este mismo aspecto, Ciudadanos mantiene el apoyo de votantes socialdemócratas que potencialmente habrían ido al Partido Popular de no existir esta formación progresista. Estos dos partidos, junto a los 75.000 votantes de Plataforma por Cataluña, forman parte del electorado que el PSC no ha sabido mantener.

¿Qué ha sido de los votantes de Iniciativa? Pese a quienes digan que el castigo a ICV ha sido más suave, esto no ha sido así: dos puntos porcentuales y dos escaños menos. Los ecosocialistas mantienen una buena posición en Barcelona (8,3%), pero en el resto de las provincias catalanas, menos en Tarragona (5,1%), cae por debajo del 5%, con lo que las posibilidades de obtener escaños son muy reducidas, máxime con la entrada en la competición electoral de nuevos partidos. El partido ecosocialista ha perdido 50.000 votantes; por lógica, habrán pasado en buena parte a la abstención, sin descartar que parte de ellos hubieran optado por PxC o incluso por Reagrupament, en las cuestiones comunes que les afectan: votantes de clase baja temerosas de la inmigración y catalanistas de izquierdas que ven bien la independencia de Cataluña, respectivamente.

Sin duda, la unión de fuerzas de Reagrupament y Laporta hubiera dado una formación independentista más fuerte. Con la concurrencia electoral por separado, muchos salen beneficiados: a ERC no le sale tan cara la escisión y Laporta queda como el único portavoz del independentismo beligerante, quemando políticamente al ex conseller Carretero. Reagrupament se enfrenta a volver a intentar más suerte en las municipales, volver a ERC o disolverse en el partido de Laporta, además de convertirse en un partido pequeño más, sin ninguna relevancia política.

Joan Laporta, con su Solidaridad Catalana por la Independencia, no es un partido político con una figura pública relevante; es una figura pública con partido, que existe por su propia iniciativa mientras él obtenga apoyo electoral. Este apoyo, por otra parte, puede ser circunstancial: más orientado a CiU pero proclive a apoyar el independentismo de Esquerra, al que acusan de moderación. En un Parlamento que se italianiza, la SI tiene muchos paralelismos con los fenómenos de la Liga Norte, Umberto Bossi y Berlusconi. Laporta aprovecha su imagen pública ganada como presidente del Barça, a imagen de Berlusconi y, como la Liga, lanza el discurso del nacionalismo de ricos: la nación está siendo saqueada por el Estado, que lo derrocha en regiones menos productivas, con lo que la cuenta no sale rentable. La Roma ladrona se transforma así en el Madrid ladrón. El peligro de que se convirtiera en el Bossi de Cataluña, logrando el apoyo suficiente para condicionar la gobernabilidad, hizo que los discursos del republicano Puigcercós y del convergente Mas incluyeran exabruptos contra los andaluces o exigencias de un concierto económico semejante al vasco, respectivamente.

Son, en definitiva, muchas causas y condiciones las que explican el resultado electoral. El mapa político catalán no es tan sencillo como el del resto de España, ni siquiera el vasco tiene la dificultad del catalán. No es únicamente el eje izquierda-derecha, sino el nacionalismo-no nacionalismo. Pero también existen los grados: en el nacionalismo de pragmatismo-independentismo, en el no nacionalismo el catalanismo-españolismo. A ello se suman lo que serían los problemas típicos de unas elecciones al uso: la inmigración, la crisis, la economía, la política educativa... los traspasos de votos, en Cataluña, no son sencillos y reflejan todos estos aspectos.

Hoy me he limitado a explicar con datos qué ha podido influir a los ciudadanos para decidir su voto. Es una labor densa, que corresponde más a un sociólogo o politólogo, campos en los que no soy especialista formado. Mañana intentaré dar una impresión personal de lo que estas elecciones significan, tanto en clave catalana como española en general, qué se puede derivar de estos resultados y qué consecuencias traerán en cada uno de los partidos afectados.

Os incluyo unos gráficos, de elaboración propia, con datos extraídos de la wikipedia y de El País.

martes, 23 de noviembre de 2010

Sáhara Occidental: una lección de política y relaciones internacionales


Marruecos lleva ocupando, de forma ilegítima y sin reconocimiento internacional, al Sáhara Occidental, antigua colonia española, desde 1976. La región pertenece a la Lista de Naciones Unidas de territorios no autónomos, a la espera de un referéndum de autodeterminación que determine su estatus. En el Sáhara Occidental operan diversos intereses: Marruecos considera al Sáhara Occidental parte integrante de su territorio nacional. En el Sáhara, la principal riqueza de su subsuelo son las minas de fosfatos, y en las costas (en disputa con las aguas territoriales en Canarias) el petróleo. Detrás de Marruecos están los intereses de Francia, la antigua y principal metrópoli colonial, y los de Estados Unidos, deseoso de contar en la región con un fiel aliado contra el islamismo; fiel aliado del "paladín de la democracia" en la era Bush, Estados Unidos, aunque sea a costa de negar la democracia, vulnerar los derechos humanos, la libertad de prensa y propiciar un sistema político corrupto.

¿Cuáles son los intereses de España en la zona?
Empresas españolas mantienen el control de parte de las minas de fosfatos del Sáhara Occidental. Las costas de Marruecos y del Sáhara son de vital importancia para la marina pesquera española, además del contencioso sobre las aguas entre las Islas Canarias y el Sáhara, potencialmente ricas en petróleo. España, a ojos de la legalidad internacional, aún es la potencia administrador Occidental, aunque nuestro país haya renunciado a sus derechos sobre la zona en 1976. España, con la dictadura a del Sáharafranquista, se comprometió a la descolonización del Sáhara Occidental y a convocar un referéndum de autodeterminación para que sus habitantes decidieran su estatus. En los años setenta, los ciudadanos saharauis eran aproximadamente 75.000. Hoy, habitan en el Sáhara Occidental más de 250.000 personas. ¿Tanto ha crecido su población por la natalidad? No. Aproximadamente 85.000 son los integrantes y descendientes registrados en el último censo español, de 1974, y el resto son marroquíes asentados en la zona para hacer efectivo el control del territorio por la monarquía alauita.

El Sáhara está a la espera del referéndum de autodeterminación. ¿Quiénes podrían votar? ¿Todos los habitantes? ¿Los saharauis? ¿Los marroquíes? En el Tíbet y en Xinjiang, en China, el gobierno comunista ha desarrollado políticas de colonización de dichos territorios por ciudadanos chinos pertenecientes a la etnia han, la mayoritaria en China, dejando a los ciudadanos de etnia tibetata y uigures en minoría. ¿Para qué? Para llegado un momento que dichos territorios hubieran de decidir su estatus respecto a China, hubiera una mayoría de ciudadanos afines al régimen chino. Cualquier persona tiene derecho a asentarse y prosperar en el territorio que quiera, pero cuando son llevados a cabo grandes movimientos de población por los gobiernos es inmoral. No se puede negar a las personas sus derechos. Pero, en el caso de Marruecos y el Sáhara (también de China y sus territorios "autónomos"), son el simple instrumento de las políticas expansionistas de la clase dirigente.

¿Es posible albergar esperanzas de que Marruecos llegue a permitir al Sáhara Occidental que decida libremente su estatus? Desgraciadamente, no. Marruecos ha realizado un apagón informativo respecto al Sáhara, impidiendo la entrada de periodistas independientes a la vez que permitiendo la de los más afines. Ha desarrollado en los últimos meses una constante propaganda contraria, además de falsa, a España en sus medios de comunicación oficiales. Marruecos ha vulnerado los derechos humanos en el Sáhara Occidental.

¿Qué puede hacer España en el caso del Sáhara Occidental? Desgraciadamente, el camino emprendido en las últimas semanas no es el correcto. España parte en clara desventaja diplomática, con los intereses de Francia y Estados Unidos en contra de los españoles. España ha renunciado a proteger los intereses del pueblo saharaui además de los propios intereses nacionales en política exterior. España se ha bajado los pantalones dejando que la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, sea ninguneada por el régimen marroquí por ser mujer, algo que no debería haber sido aceptado en ningún momento. España ha presionado a la Unión Europea para no condenar las acciones de Marruecos en el "campamento esperanza" de Tinduf: como consecuencia de ello, el Parlamento Europeo se limitó a condenar la violencia en el Sáhara pero no condenó a Marruecos.

¿Qué lección podemos extraer?
España no puede pretender ser considerado un país serio si no hace valer sus intereses, que no son puramente intereses económicos o políticos; son intereses por la democracia y el respeto de los derechos humanos en el Sáhara Occidental. ¿Qué gobierno puede argumentar, sin sonrojarse de vergüenza, que los saharauis no pueden decidir su futuro? Si Marruecos fuera una democracia y un país que reconozca la multiplicidad de culturas (árabe, beréber y saharaui) que alberga en su seno, ¡no habría mayor problema! Pero Marruecos no es una democracia, es una monarquía autoritaria, con un sistema político corrupto y creado para beneficiar a una minoría elitista a expensas de su ciudadanía. Ni los saharauis, ni los marroquíes, tienen derecho a ser sometidos a un régimen tan aberrante.

España debe actuar
. España debe hacer valer su autoridad. Según el derecho internacional y la ONU, el Sáhara aún es responsabilidad de España. No hay impedimento legal que prohíba a España actuar en el Sáhara, militarmente si es necesario, para mantener el orden y llevar a cabo el referéndum de autodeterminación. Eso simplemente significa cumplir las resoluciones de la ONU de descolonización y las leyes internacionales. Parece mentira que en pleno siglo XXI, cincuenta años después de la gran ola descolonizadora en África, aún tengamos materias pendientes en este aspecto.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Irlanda o cuando el tigre deja de rugir


Irlanda se suma a Grecia en la lista de países que necesitan el rescate financiero de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional. La situación se ha ido haciendo cada vez más insoportable para el gobierno irlandés, liderado por Brian Cowen y compuesto por el partido liberal Fianna Fáil y Los Verdes, hasta el punto de que estos últimos abandonan un barco que hace aguas: el Fianna Fáil, partido hegemónico de Irlanda, está por detrás de democristianos y laboristas en los sondeos. Las elecciones están a la vuelta de la esquina (quizás enero de 2011) y se atisba el fin de una era.

Conviene no olvidar que el "tigre celta" merece su apodo por el modo del capitalismo allí empleado. Irlanda era el país más pobre de la Comunidad Económica Europea cuando ingresó en 1973. Hoy, es el segundo más rico tras Luxemburgo. Hay quienes dirían que el ejemplo irlandés es uno de los modelos a seguir para lograr una economía próspera y una sociedad avanzada, combinando de modo ejemplar las políticas económicas más liberales y desregularizadas con una fuerte presencia del catolicismo en la vida de la República.

¿Cómo fue posible? Bajo la larga hegemonía del Fianna Fáil, Irlanda evolucionó del proteccionismo y de la economía agrícola a la liberalización de la economía y la apuesta decidida por una economía abierta, basada en las exportaciones de bienes y servicios (maquinaria, software, farmacéuticas...), unida a una política fiscal tendente a la reducción de impuestos y adelgazamiento del Estado. Los incentivos fiscales en Irlanda (impuesto de sociedades del 12,5%) son muy atractivas para las empresas; algunas muy importantes han hecho de Irlanda su sede mundial. Para una visión más exacta de este relato, merece leer el artículo de Bitdrain en su blog.

Sí, Irlanda, con su política liberal hizo que su economía levantara el vuelo; pero, cual Ícaro, se ha acercado mucho al sol de la crisis mundial y la cera de sus alas se ha derretido. Es el "socialismo para ricos", la doctrina preconizada por el FMI para salvar las grandes entidades financieras de los riesgos que ellos mismos tomaron. En este punto, cabría preguntarse cuál es la justificación racional de un neoliberalismo que defiende la iniciativa privada sin cortapisas, a costa de beneficiar abusivamente a una minoría, pero que carga a las espaldas de la mayoría los riesgos que esta libre iniciativa conlleva, para seguir beneficiando justamente a esa minoría social, económica y política que lidera los designios de cada nación.

Independientemente de las ideologías, el dilema es grave: dejar caer a las entidades financieras para que el mercado se "reajuste" solo, si nos atenemos a la filosofía neoliberal que ha impregnado sus actuaciones en los últimos tiempos, y con ello atenernos a una crisis económica sin precedentes, afectando a toda la economía mundial de modo irreversible; o rescatar las entidades financieras a costa de políticas de gasto público, aumento de la presión fiscal y recortes sociales, un "sacrificio" en toda regla, pero que rompe radicalmente el ideal del laissez-faire pero también el de la justicia social de la socialdemocracia. La alternativa progresista debería haber sido aceptar la salvación de la economía a cambio de la aceptación del fracaso teórico y práctico del neoliberalismo y reconocer la necesidad de que el Estado mantenga un papel vital en el control de la economía.

¿Cómo va a encarar Irlanda su rescate? El ejecutivo irlandés ha pedido un crédito de 80.000 millones de euros, que estará posiblemente al 5% de interés. Además, el gobierno irlandés deberá poner en práctica un plan de recortes: 6.000 millones de euros el año próximo y un total de 15.000 millones para los próximos cuatro años. Los impuestos deberán subirse, los salarios del funcionariado deberán bajar, al igual que el salario mínimo (1.500 euros) y las prestaciones sociales, reestructurar el sistema financiero y a la vez advirtiendo que el 12,5% de impuesto de sociedades no se va a tocar. Hay prestaciones sociales que deben ser revisadas. En Irlanda, y en otros países, las prestaciones sociales han sido más una rémora que una verdadera ayuda. Para ello, lo que dice Bitdrain: "Un país que ya de por sí tiene un derroche social inexplicable, donde hay quienes se dedican a no trabajar porque así pueden parasitar del sistema. Una pareja no casada con dos hijos y sin trabajo puede llegar a poseer una casa pagada por el Estado y unos 30.000 euros anuales. Las grandes corporaciones viven su propia odisea. Hay zonas donde no se paga impuesto de sociedades y en el resto el máximo es tan solo un 12,5 %. Hay un consumo excesivo y de ahí se financia el propio Estado".

El caso irlandés es muy distinto del caso griego. En Grecia, fue el elevado déficit del Estado, la acumulación de la deuda pública y la falsificación de las cuentas públicas de los ejecutivos conservadores (y de los que no pueden salvarse tampoco los ejecutivos socialistas anteriores) los que hicieron asfixiante la situación económica del país heleno, provocaron la caída del ejecutivo de Nueva Democracia y el retorno del PASOK de Papandreu con un drástico plan de recortes económicos. En Irlanda, fue la nacionalización del Anglo Irish Bank, la creación de un "banco malo" y la transferencia del riesgo privado a la administración pública. La caída de la actividad económica llevó consigo la bajada de los ingresos por comercio, en los que se basa la hacienda irlandesa: déficit creciente, paro creciente hasta llegar a un punto en que la situación era insostenible.

Hay, por tanto (y de momento), dos modelos por los que dos países han llegado a necesitar ayuda internacional para evitar la bancarrota estatal. Uno de amplia presencia del Estado, otro de excesiva ausencia del Estado. Italia, Portugal y España, si llegara el caso, se circunscribirían en el modelo heleno, pero con matices. La presencia del Estado en la economía no es en sí dañina; sí, en cambio, cuando es una presencia nociva, al acampar a sus anchas el compadreo, el favoritismo y las concesiones son otorgadas a dedo por la administración, buscando siempre el beneficio de los "amigos". Es decir, corrupción. Ése ha sido el caso de Grecia, el de Italia y el de Portugal. España no se encuentra alejada de esta condición; ha recibido ayudas para evitar caer en la bancarrota. Sin embargo, su característica es la existencia de cuentas saneadas en la banca privada y pública, al no caer en la compra de hipotecas "subprime".

En este caso, que España llegue a esta situación vendrá de la duración de la crisis económica y de la capacidad de resistencia de las arcas públicas, a la espera de la subida de los ingresos si la actividad económica se recupera. Hay posibilidades de salir con éxito; no obstante, no se puede obviar la persistencia del paro estructural, la economía sumergida, el nocivo peso de la construcción en la actividad económica, además de la carga que supone la existencia de millones de parados. Tampoco hay que olvidar la marginación constante de la inversión en educación y en I+D+i, factores que diferencian a los países innovadores de los remolques de cola. Somos el país del "que inventen ellos", como bien criticó en su momento Unamuno.

martes, 16 de noviembre de 2010

Reflexiones tras las elecciones estadounidenses: té para todos


En primer lugar, es necesario dar las gracias aquí a Dion Baillargeon por sus excelentes aportaciones, que sin duda han ampliado nuestro conocimiento acerca de los procesos políticos en Estados Unidos y de sus instituciones representativas.

En líneas generales, no ha habido excesivas sorpresas: los republicanos ganan la Cámara de Representantes, los electores manifiestan su miedo hacia las reformas de Obama y el Tea Party se hace un hueco en las Cámaras y en las quinielas para saber quiénes serán los presidenciables del Grand Old Party. Gracias al análisis de Dion podemos ver más allá de nuestras limitaciones, las que nos impone la prensa española y las que nos imponemos nosotros mismos a la hora de no preocuparnos de lo que ocurre más allá de nuestras fronteras.

Suscribo al completo el análisis de Dion, por lo que mi reflexión tendrá un componente más de crítica y algo más cercano a lo que a nosotros nos incumbe. Si en Estados Unidos "todos quieren té", como dice Dion, para España yo diría "té para todos". Muchos en España recibieron la victoria de Obama como el triunfo del progresismo más cercano a la izquierda europea (eran demasiado optimistas) y le dedicaron una gran cobertura informativa, o incluso llegaron a calificarlo de "acontecimiento planetario". Hay que decir que en estas elecciones de mitad de mandato, dos años después, no ha habido un esfuerzo similar.

En un país de grandes checks & balances y de gran opinión pública es más difícil imponer reformas radicales. Obama sabía desde el principio que sería un gran reto llevar a cabo su programa reformista y que el verdadero desarrollo de una legislación progresista debe conllevar un período de tiempo más amplio que dos o cuatro años. Obama se juega mucho con una legislación que implica mayor gasto público, auténtica pesadilla para buena parte de la sociedad norteamericana. Esta derrota no es, sin embargo, el posible preludio de una derrota en 2012.

Ya se ha confirmado la victoria de la candidata al Senado por Alaska, la no tea partier Lisa Murkowski, una derrota personal de Sarah Palin, alma mater del movimiento Tea Party. La propia Palin ha vuelto a sonar como presidenciable del Partido Republicano en las próximas elecciones presidenciales. Suscribiendo la tesis de Dion, el Tea Party es muy perjudicial para el partido del elefante. La reacción conservadora, si la hay, no pasará por su versión más ultra.

Los medios de comunicación han jugado un papel muy relevante en estos dos años para despertar las conciencias más conservadoras de los valores de Estados Unidos. Dos años de auténtica guerra mediática han hecho del tímido proyecto sanitario de Obama- que no puede llamarse aún de sistema sanitario como existe en Europa- la antesala del socialismo en Norteamérica. Ha sido esta invasión del gobierno en la vida de los ciudadanos la que ha impulsado el Tea Party.

El fenómeno del Tea Party gana algunas simpatías en los sectores más neoliberales del centroderecha. Sus planteamientos coinciden en buena parte con los del té: mínima intervención del Estado, impuestos bajos a las rentas altas, legislación antiabortista, defensora de los valores tradicionales en sexualidad y familia... estos planteamientos no son inocentes y no van dirigidos al beneficio de toda la sociedad, sino al dominio sempiterno de quienes ya sabemos. A lo mejor hace falta un Coffee Party, un movimiento transversal que intente recuperar los valores progresistas de la sociedad. Ya son muchos años de reacción conservadora. ¿Para cuándo la rebeldía progresista?

lunes, 15 de noviembre de 2010

Análisis postelectoral: todos quieren té

Interpretar los resultados de las elecciones legislativas del pasado 2 de noviembre es una tarea ardua. Requiere de una lectura profunda y cargada de matices que no siempre se adecua al apetito periodístico por titulares rotundos y llamativos. Tal es la magnitud del proceso electoral estadounidense que dos semanas después de cerradas las urnas aún quedan pendientes algunos resultados en distritos especialmente competitivos: el escaño al senado por Alaska, la gobernatura de Minnesota y siete escaños a la Cámara de Representantes.


Sin embargo, en un esfuerzo de síntesis podemos destacar dos cosas. Primero, los Republicanos han reconquistado la Cámara de Representantes. Su victoria es rotunda y representa un varapalo innegable para Obama, pero no es inédita ni tan catastrófica como algunos llegaron a pensar. El Grand Old Party les ha sacado entre 7 y 8 puntos a los demócratas y contará seguramente con 64 representantes más en el Capitolio a partir del próximo enero; una victoria apenas mayor que la de 1994 o 1946 que convierte en speaker al republicano John Boehner.


Pero algo ha pasado en el Senado que va en contra de la tradición electoral americana, en la que normalmente ambas cámaras cambian simultáneamente de manos: el Tea Party venía con un sobre de azúcar para los demócratas. El veterano senador Harry Reid no sólo ha sido reelegido contra pronóstico en Nevada, sino que ha sorprendido el cómodo margen de casi 6 puntos con el que se ha impuesto a la tea partier Sharron Angle en una de las contiendas electorales más significativas y encarnizadas de este año. Lo mismo ha sucedido en Colorado, donde las negras perspectivas electorales del senador Michael Bennet resucitaron gracias a un contrincante excesivamente radical auspiciado por el Tea Party. Bennet vuelve a la bancada demócrata del Senado por la mínima. Por otra parte, los medios le han dado excesivo bombo a la derrota de la pintoresca candidata del Tea Party Christine O’Donell, arrollada por el candidato demócrata en Delaware. Su derrota se daba por segura desde hace tanto tiempo que muchos han olvidado que antes de que la tea partier ganara las primarias republicanas para competir por el escaño que ocupó el actual vicepresidente Joe Biden durante 36 años, las encuestas decían que el moderado Mike Castle (el candidato republicano oficial) iba a conseguir la victoria con facilidad. Por último, quién sabe hasta dónde le deben los demócratas su estrecha victoria en Washington al fragor mediático de los conservadores estos últimos meses.


En conclusión: los demócratas han conservado el Senado gracias al Tea Party. Los medios de comunicación han vendido las elecciones como las de la cristalización de este movimiento ultraconservador y han querido ver en los resultados una gran victoria para los radicales. “El tea party desembarca en Washington” podía leerse en grandes titulares. Pero la victoria de los tea partiers fue hace tiempo ya, en las primarias; este noviembre, la radicalización de las candidaturas republicanas en realidad ha perjudicado las expectativas del partido en las urnas. Aunque en conjunto los republicanos han ganado de forma rotunda, lo han hecho a pesar del Tea Party. ¡Y aún hay más! Los candidatos más exitosos del Tea Party, como Marco Rubio o Rand Paul, han triunfado en lugares donde los republicanos hubieran arrasado de todos modos y con cualquier candidato. Se han hecho con escaños previamente ocupados por republicanos, por lo que no suman nuevas fuerzas a la bancada conservadora. Los tres aspirantes del Tea Party que se enfrentaban a senadores demócratas en estados realmente competitivos han sido todos ellos derrotados. En la Cámara de representantes, la victoria republicana se ha basado en barrer a los demócratas de los distritos donde se impusieron por la mínima en 2006 y 2008. Además, de las 64 bajas en las filas demócratas, 28 son Blue Dogs: demócratas puntualmente electos en distritos muy conservadores. Casi la mitad. Este hecho, sumado a que los congresistas están menos expuestos que los senadores al escrutinio público, explica también la mayor presencia del Tea Party en la cámara baja.


La historia del escaño al senado de Alaska merece una mención aparte. Después de perder las primarias contra un candidato apoyado por Sarah Palin, la senadora republicana en el cargo decidió concurrir a la reelección en la categoría de write-in. Es decir, como candidato cuyo nombre no aparece en la papeleta y debe ser escrito por el votante. Muy pocas veces es posible ganar en estas condiciones: la última fue en 1954. Por si fuera poco, la senadora tiene la desgracia de apellidarse Murkowski, nada menos. Pues bien, a pesar de la división del voto republicano y a las artimañas del candidato tea partier para invalidar las papeletas en las que el apellido de la senadora esté mal escrito (aunque sea clara la intención del votante), Murkowski parece que va a sobreponerse a las dificultades y a derrotar a su rival del Tea Party, humillando así a Sarah Palin en su propio estado.


Y a pesar de todo, persiste un extraño consenso a la hora de ver en estas elecciones un triunfo del Tea Party. ¿Por qué? Por una parte, la extraordinaria movilización de la base más conservadora en reacción a las políticas progresistas de Obama ha sido empleada en el seno de los republicanos por una generación de políticos jóvenes para desplazar a antiguas vacas sagradas en las primarias y llegar luego al poder aprovechando un ciclo electoral favorable en general; el ala dura de Karl Rove, una vez agotado el conservadurismo compasivo de los años de Bush y después de perder la nominación de 2008 a favor del moderado McCain, ha puesto sus medios al servicio de un movimiento que puede reverdecer su dominio sobre el partido. Por eso, los republicanos conservadores creen conveniente diluir los fracasos del Tea Party en la marejada que ha llevado al conjunto del partido a la victoria. Y como ningún moderado quiere asumir el papel de aguafiestas, señalando los matices del triunfo electoral, los conservadores han logrado así hacerse de nuevo con el control del discurso político republicano. Por su parte, a los demócratas también les conviene callar; señalar el radicalismo del rival le sirvió a Clinton para ser reelegido, y le ha funcionado también este noviembre a Harry Reid. No cabe duda de que los demócratas ven en la emergencia del Tea Party un potencial flanco vulnerable de los republicanos de cara a unas presidenciales de 2012 que se van a celebrar en un contexto socioeconómico muy complicado. El miedo a lo radical motiva donaciones y lleva a la gente a las urnas.


¿Y los medios de comunicación? Sospecho que los periodistas ven un mejor titular en el supuesto triunfo del Tea Party que en las complejas matizaciones que requiere el análisis electoral. Lo pintoresco vende periódicos. En cuanto a la prensa española, en política suele contentarse con repetir los mensajes de la norteamericana, sin ningún tipo de análisis crítico o independiente. Eso cuando no se limita a ofrecernos burdas traducciones. Esta curiosa colusión entre republicanos, demócratas y periodistas ha creado un consenso perverso sobre la supuesta radicalización de la sociedad y de la política. Todos quieren su sorbo de té; todos esperan sacar tajada.


Por último, no puedo dejar en el tintero un comentario sobre las prematuras especulaciones sobre la derrota de Obama en 2012. Resulta que Truman, Eisenhower y Clinton también perdieron el control del Congreso en sus primeras legislativas. Reagan sufrió un severo correctivo. Todos ellos resultaron reelegidos. Por el contrario, Jimmy Carter y George Bush padre disfrutaron de unas midterms razonablemente exitosas, y dos años después fueron derrotados en las urnas. Las legislativas son históricamente un muy mal indicador de cara a las siguientes presidenciales.


Es cierto que este Congreso le va a hacer más difícil la vida a Obama, pero la situación iba a ser complicada de todos modos. El presidente verá frenada su agenda legislativa en 2011, algo que ya sabía antes de tomar posesión del cargo e inevitable aunque hubiera salvado sus mayorías. Negociar los presupuestos va a ser más duro, y en el peor de los casos se especula con un shutdown gubernamental: la suspensión de servicios no esenciales si el año fiscal acaba sin un nuevo presupuesto. Los comités quedarán en manos republicanas, y la cámara vigilará más de cerca a la Casa Blanca. Lo habitual. Todo eso es sólo la espuma de la historia. Lo importante es entender las sutiles corrientes de fondo que se ocultan bajo el ensordecedor oleaje de la superficie.


Dion Baillargeon

"Instrúyanse, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organí­cense, porque necesitaremos toda vuestra fuerza".

Antonio Gramsci, Fundador del Partido Comunista Italiano

Bienvenidos

Bienvenidos al Árbol Socialdemócrata, un sencillo blog que pretende dar su pequeña aportación a los ideales del socialismo democrático y de la libertad.

Os invito a leerme, no sólo por afinidad, conformidad a lo escrito o discrepancia, sino para que cada uno cree conciencia propia y ajena. Todos tenemos que contribuir a la libertad, ser una nueva ventana a la esperanza por un mundo mejor.

¡Piensa por tí mismo!

"El pueblo no debería temer a sus gobernantes, son los gobernantes los que deberían de temer al pueblo"

Seguidores

Lo más leído

Archivo del blog

Mi lista de blogs

Socialistas en Red

Blogs de Socialistas en Red

Karl Marx

Karl Marx

Friedrich Engels

Friedrich Engels

Karl Kaustky

Karl Kaustky

Eduard Bernstein

Eduard Bernstein

Antonio Gramsci

Antonio Gramsci

Enrico Berlinguer

Enrico Berlinguer

Pablo Iglesias

Pablo Iglesias

Se habla de

11 M (4) 20 Minutos (5) África (7) Alemania (26) Alexis de Tocqueville (3) Aluche con Zapatero (4) América (5) anarquismo (5) árbol socialdemócrata (101) Asia (8) Austria (3) Azaña (2) Aznar (9) Bélgica (4) berlusconi (36) Bernstein (10) bisexualidad (7) BNG (6) Bolivia (1) Brasil (6) Burke (3) C's (3) Canadá (5) Canarias (2) capitalismo (32) Carme Chachón (1) Cataluña (24) censura (7) Chávez (12) Chile (9) China (13) cine (8) Comunidad de Madrid (91) comunismo (36) conservador (13) Constant (4) constitucionalismo (24) Convergència i Unió (15) COPE (21) corrupción (74) cristianismo (18) Cuba (2) Dani rectifica (3) Debate del Estado de la Nación (7) democracia (190) derecha (196) derechos humanos (23) dictadura (41) Dictadura de Aguirre (12) EA (6) economía (114) educación nacional (24) educación para la ciudadanía (12) El Mundo (18) El País (146) El Periódico de Andorra (1) elecciones (160) elplural (16) Engels (6) ERC (12) España (105) Esperanza Aguirre (85) Estados Unidos (43) ETA (33) Euronews (3) Euskadi (49) eutanasia (3) familia (14) fascismo (23) feminismo (5) Fichte (1) filosofía (3) Foreign Policy (5) Francia (46) Franco (8) fundamentalismo islámico (7) Galicia (14) Gallardón (9) Gobierno (20) Gordon Brown (7) Grecia (8) Hegel (4) heterosexualidad (1) Hispanoamérica (14) historia (104) homofobia (35) homosexualidad (24) I República (2) Ibarra (3) Ibarretxe (8) Iberismo (2) Iglesia Católica (19) II República (15) III República Española (12) Ilustración (3) inmigración (19) Irán (11) Irlanda (3) Islam (10) islamismo (12) Israel (13) italia (53) IU (47) izquierda (275) Izquierda Republicana (3) Japón (1) José Cepeda (6) jóvenes (12) justicia (13) Juventudes Socialistas (28) Kaczynski (5) Kant (4) Karl Marx (16) Kautsky (9) laicidad (3) LaSexta (1) Le Chemin Rouge (1) Le Monde (2) Lenin (6) Ley de Memoria Histórica (3) Ley electoral (12) liberalismo (57) libertad (152) Libertad Digital (15) literatura (13) Locke (3) Losantos (9) Louis Blanc (2) Lula (7) machismo (3) Marruecos (4) marxismo (24) mass media (23) medio ambiente (3) México (1) MinutoDigital (12) monarquía (13) Montesquieu (4) mundo árabe (9) música (13) Na Bai (2) nacionalismo (69) Navarra (8) NPA (2) Obama (28) Oriente Próximo (4) Ortega y Gasset (2) Pablo Iglesias (8) Países Bajos (1) Palestina (11) Parlamento (9) Partido Comunista Francés (2) Partido Laborista británico (14) Partido Socialista Europeo (5) Partido Socialista francés (17) PCE (4) pederastia (2) periodismo (4) Plataforma Avanza (2) PNV (27) pobreza (5) poder ciudadano (44) Polonia (7) Por la Izquierda (2) Portugal (16) PP (158) Presupuestos Generales (6) PRI (1) progresismo (29) prostitución (3) PSM (35) PSOE (165) Público (83) Rajoy (54) Reino Unido (23) relaciones laborales (29) religión (25) republicanismo (42) Rouco Varela (5) Rousseau (4) Royal (10) Rusia (12) sanidad (18) Sarkozy (28) SER (9) Sieyes (3) sistemas de transporte (1) socialismo (245) solidaridad (1) SPD (17) Stuart Mill (2) Suecia (8) teatro (2) Telemadrid (10) televisión (10) teorías (58) terrorismo (54) The Times (2) Tomás Gómez (28) Tradeunionismo (2) trotskismo (6) Trotsky (3) Turquía (5) Unión Europea (80) UPyD (14) Valencia (17) Veltroni (9) Venezuela (16) vídeos (13) violencia (24) xenofobia (9) Zapatero (60)

Manuel Azaña

Manuel Azaña

"Causas de la guerra de España", Manuel Azaña

En nuestros conflictos políticos, la República tiene que ser una solución de término medio, transaccional y la válvula de seguridad contra sus desaciertos es el sufragio universal. Lo que se pierde en unas elecciones, puede recuperarse en otras. Nada duradero se funda sobre la desesperación y la violencia. La República no puede fundarse sobre ningún extremismo. Por el solo hecho de ser extremismo, tendría en contra a las cuatro quintas partes del país.

Enlaza mi blog

Enlaza mi blog


socialdemokraterna

socialdemokraterna


vuelos baratos

Árbol Socialdemócrata

Últimos comentarios

Lo más leído

Diseñado por Iván Llera empleando la tecnología Blogger