martes, 30 de noviembre de 2010

Elecciones en Cataluña (y II): Opinión personal


Hago dos intervenciones en el blog sobre las elecciones catalanas para poder dar cabida al análisis electoral y a mi opinión personal en textos ni muy densos ni muy extensos para comodidad del lector. También para no empañar el análisis del primer texto de opiniones personales que pudieran alterarlo. Los datos son objetivos y las opiniones subjetivas. Estas elecciones han dado para ambas cosas, por ello mi decisión de no juntarlas, aunque partan de la misma realidad.

En las elecciones que se han celebrado desde que tengo conciencia política, más o menos desde las de 2003, no dejo de observar ciertas coletillas insulsas, sobre todo en aquellas citas electorales adversas para los partidos de izquierda. "Algo habremos hecho mal", "por qué el trabajo realizado no se traduce en votos".... frases de autocompasión más propios para llorar colectivamente y lamerse las heridas causadas. No se necesita autocompasión. La izquierda española, y la izquierda catalana, no necesitan autocompasión. Ni siquiera merecen lástima.
El 23 de septiembre escribí en este mismo blog que la izquierda no merece ganar Cataluña, no mientras sea esta izquierda. Es desolador volver a tener que ver como sinónimos estabilidad con derecha e inestabilidad con izquierda. Peor aún, inestabilidad con coaliciones de gobierno de varios partidos. España no tiene aún una cultura política avanzada que vea como un bien el multipartidismo, la colaboración entre diversos sectores sociales y políticos y la lealtad institucional. Tendemos al exclusivismo a la vez que somos incapaces de construir agrupaciones de amplio espectro. Por ejemplo, ¿cuándo se debatirá con naturalidad que la mejor garantía de estabilidad y progreso con la izquierda pasa por su unión de fuerzas?

El tripartito ha caído con estruendo; el PSC, como dice Jordi Barbeta en La Vanguardia,
ha implosionado. Todo ello no me causa lástima. Ni siquiera ya puedo tener una cierta afinidad ideológica a ese Partido de los Socialistas, con cada vez menos socialistas y menos votantes. Decía también Barbeta que "el PSC ha pasado de tener varias almas a quedarse sin ninguna". Más bien, los socialistas catalanes conservan todas sus almas pero ninguno de sus cuerpos (electorales): en siete años han perdido medio millón de votos, la mitad de su electorado en elecciones autonómicas.

La izquierda, repito, no tiene que ser autocompasiva. Tiene que ser ferozmente autocrítica. La cuestión no es baladí: la derrota en la batalla de las ideas es la antesala a la derrota en la batalla política. Izquierda social e izquierda política se han distanciado, han roto sus lazos. La regeneración ideológica no viene por un simple retroceso electoral: son muchos años de malos resultados y de mala imagen. La izquierda ha quedado como jaula de grillos y mala gestora (pese a los avances del tripartito, que no deben ser obviados). Esta regeneración ideológica no debe venir (al menos, únicamente) de los políticos. Son políticos más preocupados por sus cargos y su nivel de influencia que por la generación de ideas que sustenten sus propuestas e intereses. ¿Dónde están los intelectuales?

Los intelectuales, siendo gramscianos, son los que tienen que reconfigurar un nuevo mensaje para reconstruir la hegemonía social y política. Está claro que el divorcio entre intelectuales y política es notorio: menos políticos son intelectuales y menos intelectuales están comprometidos en la política. Es más, cada grupo desconfía del otro. Fue muy relevante la frase de la ministra González-Sinde (pese a su procedencia del mundo cultural), "los que no son expertos, que no opinen".

Con este planteamiento se niega la potencialidad de cada individuo de ser intelectual. Para los exclusivistas, la política, las decisiones y las opiniones deben ser puestas en mano de "los que saben", un concepto sumamente reduccionista y, por lo tanto, elitista, negación de la democracia. Una de las vías para ser libre es el conocimiento: la sociedad más democrática y libre será aquella donde todos sean "los que saben", al menos de forma colectiva, sin ninguna exclusión deliberada. ¿Acaso no es esto una de las reclamaciones del movimiento socialista desde sus inicios?


Artur Mas ha esperado siete años para lograr el objetivo por el que fue elegido candidato de CiU: suceder a Jordi Pujol. Y lo ha logrado no por una herencia directa, a la vieja usanza del PRI mexicano. Su partido perdió el poder, vivió en la oposición y ha ganado las elecciones con una mayoría incontestable. Con ello se ha dotado de una mayor legitimidad a su liderazgo. Mariano Rajoy no sólo se congratula por la derrota de la izquierda catalana y el castigo que ello supone al Gobierno y a Zapatero. Rajoy sueña con emular a Mas a nivel nacional, hacer olvidar que fue elegido directamente por Aznar, llevó al partido conservador de la mayoría a la minoría y espera que a la tercera
va la vencida. Siendo malévolo, siempre quedarán esos hilillos...

Artur Mas lleva bajo el brazo la promesa de severos recortes para
atajar la crisis económica en Cataluña. Me atrevo a decir que sus propuestas son las mismas que el PP espera llevar a cabo si, en 2012, gana las elecciones, pero que no se atreve a concretar. Sabemos que tanto CiU como PP admiran los recortes realizados por el gobierno conservador-liberal del tandem Cameron-Clegg. La cuestión, para Cataluña y para España, será cuándo se empezarán a aplicar por Mas. Es importante porque puede afectar de una u otra manera el comportamiento electoral para 2012. Si CiU comienza sus recortes antes de las elecciones municipales, se arriesga a que el avance electoral de noviembre se detenga en mayo, y de nuevas energías a los socialistas a mantener Barcelona y el cinturón rojo, así como las principales ciudades. Por ello, es arriesgado pensar que lo vayan a concretar inmediatamente. Sí es más importante, en cambio, si lo hacen antes o después de las elecciones generales. Si fuera antes, sería una gran baza para la izquierda, al manifestarse el calado de los recortes de la derecha y a qué clases sociales afecta.

La
sociovergencia, una vez más, no se manifestará. Al menos, en la escena catalana. En la nacional, a CiU le conviene siempre colaborar con el gobierno central. Cuestiones como el concierto económico o intentar saltarse la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto son temas más complicados, ya sea con izquierda o derecha. Una nueva radicalización de las relaciones entre Cataluña y el resto de España no es beneficiosa para ninguna de las partes: CiU vuelve a tener la oportunidad de acaparar la mayoría del campo nacionalista catalán y los socialistas necesitan de la moderación para no verse comidos por populares y republicanos. Al Partido Popular también le vendría bien la moderación, puesto que la tensión de las relaciones le dio buenos resultados en Euskadi en 2001, pero a costa de estancar el bloque no nacionalista.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Elecciones en Cataluña (I): Análisis electoral


El análisis más resumido de los resultados electorales en Cataluña es la siguiente: CiU arrolla al tripartido, si bien sin mayoría absoluta. Todos los partidos del tripartito gobernante pierden, algunos de forma más contundente, caso de socialistas y republicanos. El PP causa sorpresa por romper su techo electoral de 1995. Ciudadanos consolida su base pero no consigue sacar mayores beneficios. Por último, el independentismo de Laporta entra en el Parlamento catalán.

Pero, desgranando los datos generales, provinciales y por partidos, las cifras dicen mucho más de lo que parece. ¿Cómo leemos estos gráficos? ¿A quién ha beneficiado la participación? ¿Cuáles han sido los trasvases de votos o las abstenciones?

Pese a lo que indicaban los sondeos, la abstención ha bajado al 40%, cifra alta pero que permanece en las medias de las sucesivas elecciones al Parlamento catalán. Creo que se puede romper la idea de que mayor participación beneficia a una determinada ideología y viceversa: la participación beneficia el cambio de mayorías, como así hizo en 2003 con la mayoría del tripartito. En el caso catalán, este año la mayor concurrencia a las urnas ha beneficiado a CiU, mientras que los votantes del tripartito han cambiado de partido o han optado por la abstención.

Las fuerzas nacionalistas en el Parlamento -CiU, ERC y SI- suman 76 diputados de 135, frente a los 69 de la legislatura 2006-2010, con el apoyo electoral del 48,75% y del 46,5%, respectivamente. De ellas, las formaciones claramente independentistas, ERC y SI, suman el 10,28% del electorado y 14 diputados, por debajo de las pasadas marcas de ERC (14,32% y 21 diputados). Junto con Reagrupament, extraparlamentario, los apoyos al independentismo se reducen; sin embargo, es notorio que parte de esos votos han votado pragmáticamente a CiU. ERC ha perdido la mitad de sus votos (200.000 votos de los 400.000 de 2006), que han ido al partido de Laporta, a CiU y a la abstención, en este orden en mi opinión.

Convergència i Unió se ve beneficiada de la persistente fragmentación del mapa político catalán. La italianización del Parlamento no ha llegado a tanto (se pasa del sistema de cinco partidos de 1980-2006 y se consolida el de seis, con la incorporación de Ciudadanos y su consolidación en estas elecciones, y provisionalmente convirtiéndose en un sistema de siete, si el partido de Laporta se consolida electoralmente) y no perjudica la gobernabilidad, como se temía, ya que el peso parlamentario de CiU es muy superior al electoral (46% del Parlamento por el 38,5% de votos). La enorme distancia a la que queda el segundo partido, el PSC con su decepcionante 18,32%, hace que la ley electoral opere con gran beneficio para la federación de Artur Mas: 35 de 85 diputados por Barcelona, 9 de 17 por Girona, 9 de 15 por Lleida y 9 de 18 por Tarragona, con porcentajes, respectivamente, del 36,85%, 45,16%, 46,93% 7 39,37%. Los nuevos votos que recogen los nacionalistas moderados proceden del PSC, de Esquerra y del aumento de participación. Con estos datos, le resultará fácil encontrar apoyos en una oposición dividida entre no nacionalistas e independentistas. Sólo le serán suficientes los 10 escaños que poseerán los conservadores o los republicanos, a menos que se manifieste la sociovergencia.

Para el PSC la experiencia del tripartito le ha supuesto una auténtica sangría: con una media de votos del 30%, y el máximo histórico del 38,2% de 1999, el PSC se quedó con el 31,4% en 2003 y el 27,38% de 2006. La caída este año ha sido la mayor: 9 puntos porcentuales, quedando por debajo de la barrera psicológica del 20%, un desastre sin paliativos para un partido que llegó a superar en votos a los convergentes. Ahora reunen la mitad de los votos de sus adversarios. Sus votos han ido a CiU y, en muy pequeña parte, al PP.

El PP, pese al espectacular avance de 4 diputados, sólo suma 68.000 votos más, ganados del PSC y sobre todo en el cinturón rojo barcelonés, subiendo un punto y medio porcentual. Ha sido el hartazgo de buena parte de los votantes socialistas, castellanohablantes y trabajadores, hacia el tripartito y al excesivo nacionalismo, además de la preocupación por la inmigración y el paro, lo que los ha llevado al partido españolista. En este mismo aspecto, Ciudadanos mantiene el apoyo de votantes socialdemócratas que potencialmente habrían ido al Partido Popular de no existir esta formación progresista. Estos dos partidos, junto a los 75.000 votantes de Plataforma por Cataluña, forman parte del electorado que el PSC no ha sabido mantener.

¿Qué ha sido de los votantes de Iniciativa? Pese a quienes digan que el castigo a ICV ha sido más suave, esto no ha sido así: dos puntos porcentuales y dos escaños menos. Los ecosocialistas mantienen una buena posición en Barcelona (8,3%), pero en el resto de las provincias catalanas, menos en Tarragona (5,1%), cae por debajo del 5%, con lo que las posibilidades de obtener escaños son muy reducidas, máxime con la entrada en la competición electoral de nuevos partidos. El partido ecosocialista ha perdido 50.000 votantes; por lógica, habrán pasado en buena parte a la abstención, sin descartar que parte de ellos hubieran optado por PxC o incluso por Reagrupament, en las cuestiones comunes que les afectan: votantes de clase baja temerosas de la inmigración y catalanistas de izquierdas que ven bien la independencia de Cataluña, respectivamente.

Sin duda, la unión de fuerzas de Reagrupament y Laporta hubiera dado una formación independentista más fuerte. Con la concurrencia electoral por separado, muchos salen beneficiados: a ERC no le sale tan cara la escisión y Laporta queda como el único portavoz del independentismo beligerante, quemando políticamente al ex conseller Carretero. Reagrupament se enfrenta a volver a intentar más suerte en las municipales, volver a ERC o disolverse en el partido de Laporta, además de convertirse en un partido pequeño más, sin ninguna relevancia política.

Joan Laporta, con su Solidaridad Catalana por la Independencia, no es un partido político con una figura pública relevante; es una figura pública con partido, que existe por su propia iniciativa mientras él obtenga apoyo electoral. Este apoyo, por otra parte, puede ser circunstancial: más orientado a CiU pero proclive a apoyar el independentismo de Esquerra, al que acusan de moderación. En un Parlamento que se italianiza, la SI tiene muchos paralelismos con los fenómenos de la Liga Norte, Umberto Bossi y Berlusconi. Laporta aprovecha su imagen pública ganada como presidente del Barça, a imagen de Berlusconi y, como la Liga, lanza el discurso del nacionalismo de ricos: la nación está siendo saqueada por el Estado, que lo derrocha en regiones menos productivas, con lo que la cuenta no sale rentable. La Roma ladrona se transforma así en el Madrid ladrón. El peligro de que se convirtiera en el Bossi de Cataluña, logrando el apoyo suficiente para condicionar la gobernabilidad, hizo que los discursos del republicano Puigcercós y del convergente Mas incluyeran exabruptos contra los andaluces o exigencias de un concierto económico semejante al vasco, respectivamente.

Son, en definitiva, muchas causas y condiciones las que explican el resultado electoral. El mapa político catalán no es tan sencillo como el del resto de España, ni siquiera el vasco tiene la dificultad del catalán. No es únicamente el eje izquierda-derecha, sino el nacionalismo-no nacionalismo. Pero también existen los grados: en el nacionalismo de pragmatismo-independentismo, en el no nacionalismo el catalanismo-españolismo. A ello se suman lo que serían los problemas típicos de unas elecciones al uso: la inmigración, la crisis, la economía, la política educativa... los traspasos de votos, en Cataluña, no son sencillos y reflejan todos estos aspectos.

Hoy me he limitado a explicar con datos qué ha podido influir a los ciudadanos para decidir su voto. Es una labor densa, que corresponde más a un sociólogo o politólogo, campos en los que no soy especialista formado. Mañana intentaré dar una impresión personal de lo que estas elecciones significan, tanto en clave catalana como española en general, qué se puede derivar de estos resultados y qué consecuencias traerán en cada uno de los partidos afectados.

Os incluyo unos gráficos, de elaboración propia, con datos extraídos de la wikipedia y de El País.

martes, 23 de noviembre de 2010

Sáhara Occidental: una lección de política y relaciones internacionales


Marruecos lleva ocupando, de forma ilegítima y sin reconocimiento internacional, al Sáhara Occidental, antigua colonia española, desde 1976. La región pertenece a la Lista de Naciones Unidas de territorios no autónomos, a la espera de un referéndum de autodeterminación que determine su estatus. En el Sáhara Occidental operan diversos intereses: Marruecos considera al Sáhara Occidental parte integrante de su territorio nacional. En el Sáhara, la principal riqueza de su subsuelo son las minas de fosfatos, y en las costas (en disputa con las aguas territoriales en Canarias) el petróleo. Detrás de Marruecos están los intereses de Francia, la antigua y principal metrópoli colonial, y los de Estados Unidos, deseoso de contar en la región con un fiel aliado contra el islamismo; fiel aliado del "paladín de la democracia" en la era Bush, Estados Unidos, aunque sea a costa de negar la democracia, vulnerar los derechos humanos, la libertad de prensa y propiciar un sistema político corrupto.

¿Cuáles son los intereses de España en la zona?
Empresas españolas mantienen el control de parte de las minas de fosfatos del Sáhara Occidental. Las costas de Marruecos y del Sáhara son de vital importancia para la marina pesquera española, además del contencioso sobre las aguas entre las Islas Canarias y el Sáhara, potencialmente ricas en petróleo. España, a ojos de la legalidad internacional, aún es la potencia administrador Occidental, aunque nuestro país haya renunciado a sus derechos sobre la zona en 1976. España, con la dictadura a del Sáharafranquista, se comprometió a la descolonización del Sáhara Occidental y a convocar un referéndum de autodeterminación para que sus habitantes decidieran su estatus. En los años setenta, los ciudadanos saharauis eran aproximadamente 75.000. Hoy, habitan en el Sáhara Occidental más de 250.000 personas. ¿Tanto ha crecido su población por la natalidad? No. Aproximadamente 85.000 son los integrantes y descendientes registrados en el último censo español, de 1974, y el resto son marroquíes asentados en la zona para hacer efectivo el control del territorio por la monarquía alauita.

El Sáhara está a la espera del referéndum de autodeterminación. ¿Quiénes podrían votar? ¿Todos los habitantes? ¿Los saharauis? ¿Los marroquíes? En el Tíbet y en Xinjiang, en China, el gobierno comunista ha desarrollado políticas de colonización de dichos territorios por ciudadanos chinos pertenecientes a la etnia han, la mayoritaria en China, dejando a los ciudadanos de etnia tibetata y uigures en minoría. ¿Para qué? Para llegado un momento que dichos territorios hubieran de decidir su estatus respecto a China, hubiera una mayoría de ciudadanos afines al régimen chino. Cualquier persona tiene derecho a asentarse y prosperar en el territorio que quiera, pero cuando son llevados a cabo grandes movimientos de población por los gobiernos es inmoral. No se puede negar a las personas sus derechos. Pero, en el caso de Marruecos y el Sáhara (también de China y sus territorios "autónomos"), son el simple instrumento de las políticas expansionistas de la clase dirigente.

¿Es posible albergar esperanzas de que Marruecos llegue a permitir al Sáhara Occidental que decida libremente su estatus? Desgraciadamente, no. Marruecos ha realizado un apagón informativo respecto al Sáhara, impidiendo la entrada de periodistas independientes a la vez que permitiendo la de los más afines. Ha desarrollado en los últimos meses una constante propaganda contraria, además de falsa, a España en sus medios de comunicación oficiales. Marruecos ha vulnerado los derechos humanos en el Sáhara Occidental.

¿Qué puede hacer España en el caso del Sáhara Occidental? Desgraciadamente, el camino emprendido en las últimas semanas no es el correcto. España parte en clara desventaja diplomática, con los intereses de Francia y Estados Unidos en contra de los españoles. España ha renunciado a proteger los intereses del pueblo saharaui además de los propios intereses nacionales en política exterior. España se ha bajado los pantalones dejando que la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, sea ninguneada por el régimen marroquí por ser mujer, algo que no debería haber sido aceptado en ningún momento. España ha presionado a la Unión Europea para no condenar las acciones de Marruecos en el "campamento esperanza" de Tinduf: como consecuencia de ello, el Parlamento Europeo se limitó a condenar la violencia en el Sáhara pero no condenó a Marruecos.

¿Qué lección podemos extraer?
España no puede pretender ser considerado un país serio si no hace valer sus intereses, que no son puramente intereses económicos o políticos; son intereses por la democracia y el respeto de los derechos humanos en el Sáhara Occidental. ¿Qué gobierno puede argumentar, sin sonrojarse de vergüenza, que los saharauis no pueden decidir su futuro? Si Marruecos fuera una democracia y un país que reconozca la multiplicidad de culturas (árabe, beréber y saharaui) que alberga en su seno, ¡no habría mayor problema! Pero Marruecos no es una democracia, es una monarquía autoritaria, con un sistema político corrupto y creado para beneficiar a una minoría elitista a expensas de su ciudadanía. Ni los saharauis, ni los marroquíes, tienen derecho a ser sometidos a un régimen tan aberrante.

España debe actuar
. España debe hacer valer su autoridad. Según el derecho internacional y la ONU, el Sáhara aún es responsabilidad de España. No hay impedimento legal que prohíba a España actuar en el Sáhara, militarmente si es necesario, para mantener el orden y llevar a cabo el referéndum de autodeterminación. Eso simplemente significa cumplir las resoluciones de la ONU de descolonización y las leyes internacionales. Parece mentira que en pleno siglo XXI, cincuenta años después de la gran ola descolonizadora en África, aún tengamos materias pendientes en este aspecto.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Irlanda o cuando el tigre deja de rugir


Irlanda se suma a Grecia en la lista de países que necesitan el rescate financiero de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional. La situación se ha ido haciendo cada vez más insoportable para el gobierno irlandés, liderado por Brian Cowen y compuesto por el partido liberal Fianna Fáil y Los Verdes, hasta el punto de que estos últimos abandonan un barco que hace aguas: el Fianna Fáil, partido hegemónico de Irlanda, está por detrás de democristianos y laboristas en los sondeos. Las elecciones están a la vuelta de la esquina (quizás enero de 2011) y se atisba el fin de una era.

Conviene no olvidar que el "tigre celta" merece su apodo por el modo del capitalismo allí empleado. Irlanda era el país más pobre de la Comunidad Económica Europea cuando ingresó en 1973. Hoy, es el segundo más rico tras Luxemburgo. Hay quienes dirían que el ejemplo irlandés es uno de los modelos a seguir para lograr una economía próspera y una sociedad avanzada, combinando de modo ejemplar las políticas económicas más liberales y desregularizadas con una fuerte presencia del catolicismo en la vida de la República.

¿Cómo fue posible? Bajo la larga hegemonía del Fianna Fáil, Irlanda evolucionó del proteccionismo y de la economía agrícola a la liberalización de la economía y la apuesta decidida por una economía abierta, basada en las exportaciones de bienes y servicios (maquinaria, software, farmacéuticas...), unida a una política fiscal tendente a la reducción de impuestos y adelgazamiento del Estado. Los incentivos fiscales en Irlanda (impuesto de sociedades del 12,5%) son muy atractivas para las empresas; algunas muy importantes han hecho de Irlanda su sede mundial. Para una visión más exacta de este relato, merece leer el artículo de Bitdrain en su blog.

Sí, Irlanda, con su política liberal hizo que su economía levantara el vuelo; pero, cual Ícaro, se ha acercado mucho al sol de la crisis mundial y la cera de sus alas se ha derretido. Es el "socialismo para ricos", la doctrina preconizada por el FMI para salvar las grandes entidades financieras de los riesgos que ellos mismos tomaron. En este punto, cabría preguntarse cuál es la justificación racional de un neoliberalismo que defiende la iniciativa privada sin cortapisas, a costa de beneficiar abusivamente a una minoría, pero que carga a las espaldas de la mayoría los riesgos que esta libre iniciativa conlleva, para seguir beneficiando justamente a esa minoría social, económica y política que lidera los designios de cada nación.

Independientemente de las ideologías, el dilema es grave: dejar caer a las entidades financieras para que el mercado se "reajuste" solo, si nos atenemos a la filosofía neoliberal que ha impregnado sus actuaciones en los últimos tiempos, y con ello atenernos a una crisis económica sin precedentes, afectando a toda la economía mundial de modo irreversible; o rescatar las entidades financieras a costa de políticas de gasto público, aumento de la presión fiscal y recortes sociales, un "sacrificio" en toda regla, pero que rompe radicalmente el ideal del laissez-faire pero también el de la justicia social de la socialdemocracia. La alternativa progresista debería haber sido aceptar la salvación de la economía a cambio de la aceptación del fracaso teórico y práctico del neoliberalismo y reconocer la necesidad de que el Estado mantenga un papel vital en el control de la economía.

¿Cómo va a encarar Irlanda su rescate? El ejecutivo irlandés ha pedido un crédito de 80.000 millones de euros, que estará posiblemente al 5% de interés. Además, el gobierno irlandés deberá poner en práctica un plan de recortes: 6.000 millones de euros el año próximo y un total de 15.000 millones para los próximos cuatro años. Los impuestos deberán subirse, los salarios del funcionariado deberán bajar, al igual que el salario mínimo (1.500 euros) y las prestaciones sociales, reestructurar el sistema financiero y a la vez advirtiendo que el 12,5% de impuesto de sociedades no se va a tocar. Hay prestaciones sociales que deben ser revisadas. En Irlanda, y en otros países, las prestaciones sociales han sido más una rémora que una verdadera ayuda. Para ello, lo que dice Bitdrain: "Un país que ya de por sí tiene un derroche social inexplicable, donde hay quienes se dedican a no trabajar porque así pueden parasitar del sistema. Una pareja no casada con dos hijos y sin trabajo puede llegar a poseer una casa pagada por el Estado y unos 30.000 euros anuales. Las grandes corporaciones viven su propia odisea. Hay zonas donde no se paga impuesto de sociedades y en el resto el máximo es tan solo un 12,5 %. Hay un consumo excesivo y de ahí se financia el propio Estado".

El caso irlandés es muy distinto del caso griego. En Grecia, fue el elevado déficit del Estado, la acumulación de la deuda pública y la falsificación de las cuentas públicas de los ejecutivos conservadores (y de los que no pueden salvarse tampoco los ejecutivos socialistas anteriores) los que hicieron asfixiante la situación económica del país heleno, provocaron la caída del ejecutivo de Nueva Democracia y el retorno del PASOK de Papandreu con un drástico plan de recortes económicos. En Irlanda, fue la nacionalización del Anglo Irish Bank, la creación de un "banco malo" y la transferencia del riesgo privado a la administración pública. La caída de la actividad económica llevó consigo la bajada de los ingresos por comercio, en los que se basa la hacienda irlandesa: déficit creciente, paro creciente hasta llegar a un punto en que la situación era insostenible.

Hay, por tanto (y de momento), dos modelos por los que dos países han llegado a necesitar ayuda internacional para evitar la bancarrota estatal. Uno de amplia presencia del Estado, otro de excesiva ausencia del Estado. Italia, Portugal y España, si llegara el caso, se circunscribirían en el modelo heleno, pero con matices. La presencia del Estado en la economía no es en sí dañina; sí, en cambio, cuando es una presencia nociva, al acampar a sus anchas el compadreo, el favoritismo y las concesiones son otorgadas a dedo por la administración, buscando siempre el beneficio de los "amigos". Es decir, corrupción. Ése ha sido el caso de Grecia, el de Italia y el de Portugal. España no se encuentra alejada de esta condición; ha recibido ayudas para evitar caer en la bancarrota. Sin embargo, su característica es la existencia de cuentas saneadas en la banca privada y pública, al no caer en la compra de hipotecas "subprime".

En este caso, que España llegue a esta situación vendrá de la duración de la crisis económica y de la capacidad de resistencia de las arcas públicas, a la espera de la subida de los ingresos si la actividad económica se recupera. Hay posibilidades de salir con éxito; no obstante, no se puede obviar la persistencia del paro estructural, la economía sumergida, el nocivo peso de la construcción en la actividad económica, además de la carga que supone la existencia de millones de parados. Tampoco hay que olvidar la marginación constante de la inversión en educación y en I+D+i, factores que diferencian a los países innovadores de los remolques de cola. Somos el país del "que inventen ellos", como bien criticó en su momento Unamuno.

martes, 16 de noviembre de 2010

Reflexiones tras las elecciones estadounidenses: té para todos


En primer lugar, es necesario dar las gracias aquí a Dion Baillargeon por sus excelentes aportaciones, que sin duda han ampliado nuestro conocimiento acerca de los procesos políticos en Estados Unidos y de sus instituciones representativas.

En líneas generales, no ha habido excesivas sorpresas: los republicanos ganan la Cámara de Representantes, los electores manifiestan su miedo hacia las reformas de Obama y el Tea Party se hace un hueco en las Cámaras y en las quinielas para saber quiénes serán los presidenciables del Grand Old Party. Gracias al análisis de Dion podemos ver más allá de nuestras limitaciones, las que nos impone la prensa española y las que nos imponemos nosotros mismos a la hora de no preocuparnos de lo que ocurre más allá de nuestras fronteras.

Suscribo al completo el análisis de Dion, por lo que mi reflexión tendrá un componente más de crítica y algo más cercano a lo que a nosotros nos incumbe. Si en Estados Unidos "todos quieren té", como dice Dion, para España yo diría "té para todos". Muchos en España recibieron la victoria de Obama como el triunfo del progresismo más cercano a la izquierda europea (eran demasiado optimistas) y le dedicaron una gran cobertura informativa, o incluso llegaron a calificarlo de "acontecimiento planetario". Hay que decir que en estas elecciones de mitad de mandato, dos años después, no ha habido un esfuerzo similar.

En un país de grandes checks & balances y de gran opinión pública es más difícil imponer reformas radicales. Obama sabía desde el principio que sería un gran reto llevar a cabo su programa reformista y que el verdadero desarrollo de una legislación progresista debe conllevar un período de tiempo más amplio que dos o cuatro años. Obama se juega mucho con una legislación que implica mayor gasto público, auténtica pesadilla para buena parte de la sociedad norteamericana. Esta derrota no es, sin embargo, el posible preludio de una derrota en 2012.

Ya se ha confirmado la victoria de la candidata al Senado por Alaska, la no tea partier Lisa Murkowski, una derrota personal de Sarah Palin, alma mater del movimiento Tea Party. La propia Palin ha vuelto a sonar como presidenciable del Partido Republicano en las próximas elecciones presidenciales. Suscribiendo la tesis de Dion, el Tea Party es muy perjudicial para el partido del elefante. La reacción conservadora, si la hay, no pasará por su versión más ultra.

Los medios de comunicación han jugado un papel muy relevante en estos dos años para despertar las conciencias más conservadoras de los valores de Estados Unidos. Dos años de auténtica guerra mediática han hecho del tímido proyecto sanitario de Obama- que no puede llamarse aún de sistema sanitario como existe en Europa- la antesala del socialismo en Norteamérica. Ha sido esta invasión del gobierno en la vida de los ciudadanos la que ha impulsado el Tea Party.

El fenómeno del Tea Party gana algunas simpatías en los sectores más neoliberales del centroderecha. Sus planteamientos coinciden en buena parte con los del té: mínima intervención del Estado, impuestos bajos a las rentas altas, legislación antiabortista, defensora de los valores tradicionales en sexualidad y familia... estos planteamientos no son inocentes y no van dirigidos al beneficio de toda la sociedad, sino al dominio sempiterno de quienes ya sabemos. A lo mejor hace falta un Coffee Party, un movimiento transversal que intente recuperar los valores progresistas de la sociedad. Ya son muchos años de reacción conservadora. ¿Para cuándo la rebeldía progresista?

lunes, 15 de noviembre de 2010

Análisis postelectoral: todos quieren té

Interpretar los resultados de las elecciones legislativas del pasado 2 de noviembre es una tarea ardua. Requiere de una lectura profunda y cargada de matices que no siempre se adecua al apetito periodístico por titulares rotundos y llamativos. Tal es la magnitud del proceso electoral estadounidense que dos semanas después de cerradas las urnas aún quedan pendientes algunos resultados en distritos especialmente competitivos: el escaño al senado por Alaska, la gobernatura de Minnesota y siete escaños a la Cámara de Representantes.


Sin embargo, en un esfuerzo de síntesis podemos destacar dos cosas. Primero, los Republicanos han reconquistado la Cámara de Representantes. Su victoria es rotunda y representa un varapalo innegable para Obama, pero no es inédita ni tan catastrófica como algunos llegaron a pensar. El Grand Old Party les ha sacado entre 7 y 8 puntos a los demócratas y contará seguramente con 64 representantes más en el Capitolio a partir del próximo enero; una victoria apenas mayor que la de 1994 o 1946 que convierte en speaker al republicano John Boehner.


Pero algo ha pasado en el Senado que va en contra de la tradición electoral americana, en la que normalmente ambas cámaras cambian simultáneamente de manos: el Tea Party venía con un sobre de azúcar para los demócratas. El veterano senador Harry Reid no sólo ha sido reelegido contra pronóstico en Nevada, sino que ha sorprendido el cómodo margen de casi 6 puntos con el que se ha impuesto a la tea partier Sharron Angle en una de las contiendas electorales más significativas y encarnizadas de este año. Lo mismo ha sucedido en Colorado, donde las negras perspectivas electorales del senador Michael Bennet resucitaron gracias a un contrincante excesivamente radical auspiciado por el Tea Party. Bennet vuelve a la bancada demócrata del Senado por la mínima. Por otra parte, los medios le han dado excesivo bombo a la derrota de la pintoresca candidata del Tea Party Christine O’Donell, arrollada por el candidato demócrata en Delaware. Su derrota se daba por segura desde hace tanto tiempo que muchos han olvidado que antes de que la tea partier ganara las primarias republicanas para competir por el escaño que ocupó el actual vicepresidente Joe Biden durante 36 años, las encuestas decían que el moderado Mike Castle (el candidato republicano oficial) iba a conseguir la victoria con facilidad. Por último, quién sabe hasta dónde le deben los demócratas su estrecha victoria en Washington al fragor mediático de los conservadores estos últimos meses.


En conclusión: los demócratas han conservado el Senado gracias al Tea Party. Los medios de comunicación han vendido las elecciones como las de la cristalización de este movimiento ultraconservador y han querido ver en los resultados una gran victoria para los radicales. “El tea party desembarca en Washington” podía leerse en grandes titulares. Pero la victoria de los tea partiers fue hace tiempo ya, en las primarias; este noviembre, la radicalización de las candidaturas republicanas en realidad ha perjudicado las expectativas del partido en las urnas. Aunque en conjunto los republicanos han ganado de forma rotunda, lo han hecho a pesar del Tea Party. ¡Y aún hay más! Los candidatos más exitosos del Tea Party, como Marco Rubio o Rand Paul, han triunfado en lugares donde los republicanos hubieran arrasado de todos modos y con cualquier candidato. Se han hecho con escaños previamente ocupados por republicanos, por lo que no suman nuevas fuerzas a la bancada conservadora. Los tres aspirantes del Tea Party que se enfrentaban a senadores demócratas en estados realmente competitivos han sido todos ellos derrotados. En la Cámara de representantes, la victoria republicana se ha basado en barrer a los demócratas de los distritos donde se impusieron por la mínima en 2006 y 2008. Además, de las 64 bajas en las filas demócratas, 28 son Blue Dogs: demócratas puntualmente electos en distritos muy conservadores. Casi la mitad. Este hecho, sumado a que los congresistas están menos expuestos que los senadores al escrutinio público, explica también la mayor presencia del Tea Party en la cámara baja.


La historia del escaño al senado de Alaska merece una mención aparte. Después de perder las primarias contra un candidato apoyado por Sarah Palin, la senadora republicana en el cargo decidió concurrir a la reelección en la categoría de write-in. Es decir, como candidato cuyo nombre no aparece en la papeleta y debe ser escrito por el votante. Muy pocas veces es posible ganar en estas condiciones: la última fue en 1954. Por si fuera poco, la senadora tiene la desgracia de apellidarse Murkowski, nada menos. Pues bien, a pesar de la división del voto republicano y a las artimañas del candidato tea partier para invalidar las papeletas en las que el apellido de la senadora esté mal escrito (aunque sea clara la intención del votante), Murkowski parece que va a sobreponerse a las dificultades y a derrotar a su rival del Tea Party, humillando así a Sarah Palin en su propio estado.


Y a pesar de todo, persiste un extraño consenso a la hora de ver en estas elecciones un triunfo del Tea Party. ¿Por qué? Por una parte, la extraordinaria movilización de la base más conservadora en reacción a las políticas progresistas de Obama ha sido empleada en el seno de los republicanos por una generación de políticos jóvenes para desplazar a antiguas vacas sagradas en las primarias y llegar luego al poder aprovechando un ciclo electoral favorable en general; el ala dura de Karl Rove, una vez agotado el conservadurismo compasivo de los años de Bush y después de perder la nominación de 2008 a favor del moderado McCain, ha puesto sus medios al servicio de un movimiento que puede reverdecer su dominio sobre el partido. Por eso, los republicanos conservadores creen conveniente diluir los fracasos del Tea Party en la marejada que ha llevado al conjunto del partido a la victoria. Y como ningún moderado quiere asumir el papel de aguafiestas, señalando los matices del triunfo electoral, los conservadores han logrado así hacerse de nuevo con el control del discurso político republicano. Por su parte, a los demócratas también les conviene callar; señalar el radicalismo del rival le sirvió a Clinton para ser reelegido, y le ha funcionado también este noviembre a Harry Reid. No cabe duda de que los demócratas ven en la emergencia del Tea Party un potencial flanco vulnerable de los republicanos de cara a unas presidenciales de 2012 que se van a celebrar en un contexto socioeconómico muy complicado. El miedo a lo radical motiva donaciones y lleva a la gente a las urnas.


¿Y los medios de comunicación? Sospecho que los periodistas ven un mejor titular en el supuesto triunfo del Tea Party que en las complejas matizaciones que requiere el análisis electoral. Lo pintoresco vende periódicos. En cuanto a la prensa española, en política suele contentarse con repetir los mensajes de la norteamericana, sin ningún tipo de análisis crítico o independiente. Eso cuando no se limita a ofrecernos burdas traducciones. Esta curiosa colusión entre republicanos, demócratas y periodistas ha creado un consenso perverso sobre la supuesta radicalización de la sociedad y de la política. Todos quieren su sorbo de té; todos esperan sacar tajada.


Por último, no puedo dejar en el tintero un comentario sobre las prematuras especulaciones sobre la derrota de Obama en 2012. Resulta que Truman, Eisenhower y Clinton también perdieron el control del Congreso en sus primeras legislativas. Reagan sufrió un severo correctivo. Todos ellos resultaron reelegidos. Por el contrario, Jimmy Carter y George Bush padre disfrutaron de unas midterms razonablemente exitosas, y dos años después fueron derrotados en las urnas. Las legislativas son históricamente un muy mal indicador de cara a las siguientes presidenciales.


Es cierto que este Congreso le va a hacer más difícil la vida a Obama, pero la situación iba a ser complicada de todos modos. El presidente verá frenada su agenda legislativa en 2011, algo que ya sabía antes de tomar posesión del cargo e inevitable aunque hubiera salvado sus mayorías. Negociar los presupuestos va a ser más duro, y en el peor de los casos se especula con un shutdown gubernamental: la suspensión de servicios no esenciales si el año fiscal acaba sin un nuevo presupuesto. Los comités quedarán en manos republicanas, y la cámara vigilará más de cerca a la Casa Blanca. Lo habitual. Todo eso es sólo la espuma de la historia. Lo importante es entender las sutiles corrientes de fondo que se ocultan bajo el ensordecedor oleaje de la superficie.


Dion Baillargeon

viernes, 12 de noviembre de 2010

¿Un regalo por Navidad?

Arnaldo Otegi, líder de Batasuna, en la Audiencia Nacional: "Nosotros hemos hecho una apuesta por las vías pacíficas y democráticas, nosotros rechazamos el uso de la violencia para imponer un proyecto político, nosotros abogamos por un proceso de soluciones democráticas".

La declaración de Otegi prosigue la línea mantenida por la izquierda abertzale, pero nunca lo había oído con un carácter tan "claro, nítido, prístino", con sus palabras, como en esta ocasión.

Los pasos seguidos por Batasuna son los correctos. Sin embargo, sus palabras hay que analizarlas con cautela: Rechazar, no condenar. ¿Cómo tenemos que interpretarlo?

Según el DRAE:
-Rechazar, en su quinta acepción: Mostrar oposición o desprecio a una persona, grupo, comunidad, etc.
-Condenar, en su tercera acepción: Reprobar una doctrina, unos hechos, una conducta, etc., que se tienen por malos y perniciosos.

Rechazar no es lo mismo que condenar. A estas alturas, no hay que tener dudas de la voluntad de la izquierda abertzale por dar por finalizado el terrorismo o lucha armada. En cambio, aún hay que dudar si la voluntad de ETA es la misma que la del brazo político abertzale.

El lenguaje de Batasuna oculta un hecho: no tienen la suficiente influencia sobre ETA para que siga sus pasos. Su única esperanza es hallar el apoyo suficiente de la sociedad vasca y en el resto de España para exigir a la organización terrorista el fin de sus acciones. Ante ella, y ante el movimiento social abertzale, tiene que esgrimir poder volver a presentarse a las elecciones. Batasuna debe dar el último paso, el paso más valiente.

El Gobierno tiene la obligación de apoyar la solución que integre a los representantes políticos de una parte sustancial de los vascos a la vida pública, la reconciliación de la sociedad vasca y la sociedad española en su conjunto. En toda España, debemos apoyar al Gobierno, y que nuestros representantes políticos, desde el Gobierno a la oposición pasando por todas las fuerzas políticas, incluidas las vascas, sean por una vez estadistas a la altura de la situación.

Jesús Eguiguren profetiza la tregua definitiva de ETA para Navidad. ¿Será verdad? ¿Será el fin de verdad? ¿Sin engaños, sin trampas? ¿Será este un regalo para toda la sociedad española? En ese caso prescindamos de ropa, dinero, libros, juguetes, cualquier cosa, y pidamos una sola cosa, como dijo el poeta: En el nombre de España, paz.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Remember, remember the fifth of November


Esta entrada es el tercer homenaje consecutivo que realizo en el blog a V de Vendetta, cómic y película de especial importancia. Este año no es para recordar al católico inglés Guy Fawkes, que el 5 de noviembre 1605 quiso volar por los aires el Parlamento británico reunido con el rey, para acabar con los símbolos del Estado protestante y que Inglaterra volviera al papismo católico.

La acción de Fawkes no es la de un héroe por la libertad; al menos, sólo de la libertad de los católicos, en un mundo europeo donde sólo se podía ser católico o protestante, significando la dominación de unos la sumisión de los otros.

V, el héroe del cómic, se inspira en Guy Fawkes, dándole un aire anarquista en su lucha contra la dictadura que domina Gran Bretaña, una distopía totalitaria. En esta historia de ficción, los motivos del protagonista son discutibles: ¿lucha por la libertad de un pueblo inactivo o por los crueles experimentos a los que fue sometido?

¿Qué encontramos en las motivaciones confesadas de V? "Voilà! A primera vista, un humilde veterano de vodevil en el papel de víctima y villano por vicisitudes del destino. Este visage, ya no más velo de vanidad, es un vestigio de la vox populi, ahora vacua, desvanecida. Sin embargo, esta valerosa visión de una extinta vejación se siente revivida y ha hecho voto de vencer el vil veneno de estas víboras en avanzada que velan por los violentos viciosos y por la violación de la voluntad."

Los dos motivos se confunden en la Vendetta: venganza por todas las manipulaciones con las que el poder totalitario ha sometido al pueblo y venganza por todo lo que le hicieron. Un análisis más psicológico de V (que yo no puedo hacer, dado que no tengo conocimientos de eso) lo mostraría lógico dada la natural inclinación del ser humano por legitimar sus actos y opiniones (fundadas en motivos estrictamente personales y egoístas) en ser un reflejo más de la voluntad colectiva, elevado a una categoría de altruismo por el bien común. En este caso, tiene razón Evey Hammond (la otra protagonista de la historia) al decir en la película que "V era usted y yo, era todos nosotros."


Recuerden, recuerden... Haití. El desastre no ha terminado aún, pero nuestra solidaridad parece que sí. http://www.ayudahaiti.es/


miércoles, 3 de noviembre de 2010

Pena de muerte: descubre la realidad que te rodea

La pena de muerte por crímenes está reconocida en más de 50 países. Su aplicación escapa de toda lógica humanista y de un ideal de justicia y sistema penal que fomente la reinserción. Decapitación, lapidación, electrocución, ahorcamiento, disparo, inyección letal... son métodos crueles que nunca responden a lo que es la justicia.

La justicia se representa con los ojos vendados, la espada y la balanza. La justicia da a cada uno lo que merece por derecho, de forma ética, con equidad y honestidad. No es cruel. Tampoco es perfecta. Muchos han sido ejecutados siendo inocentes; lo peor es que muchos de ellos lo fueron no por un error judicial, sino porque sus "crímenes" eran considerados como tales por Estados dictatoriales, totalitarios y tiránicos. Desde defender los derechos humanos, criticar al gobierno, ser homosexual o apostatar.

No es sólo por salvar a Sakineh Mohammadi. Según Amnistía Internacional, en 2009 se ejecutaron (casos conocidos) a más de 700 personas en todo el mundo. Un sistema de relaciones internacionales más humanista implicaría condenar al ostracismo, a sanciones internacionales, a boicots y a la categoría de paria a todos aquellos regímenes que mantienen esa legislación. Es utópico, sí, porque los gobiernos occidentales, tan defensores de la democracia, son incapaces de defenderla fuera de sus fronteras porque, simplemente, no les interesa. China, la pujante potencia del nuevo siglo, es el país con mayor número de ejecutados, que se supone que ascienden a miles, ya que no da a conocer datos.

Una acción internacional de este tipo no podría detenerse en la derogación de la pena de muerte en todo el planeta, sino ir a más, hasta acabar con todos los regímenes que vulneran los derechos humanos. ¿Los ciudadanos de los países democráticos estamos lo suficientemente concienciados?

Lista de países que mantienen en su legislación la pena de muerte, incluyendo los que mantienen una moratoria o no la lleven a cabo en la práctica:
Argelia
Benin (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Botsuana
Burkina Faso (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Camerún (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
República Centroafricana (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Chad
Comoras
República Democrática del Congo
República del Congo (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Egipto
Guinea Ecuatorial
Eritrea (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Etiopía
Gabón (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Gambia (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Ghana (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Guinea
Kenia (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Lesoto
Liberia (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Libia
Madagascar (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Malaui (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Mali (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Mauritania (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Marruecos (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Níger (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Nigeria
Sierra Leona (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Somalia
Sudán
Suazilandia (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Tanzania (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Túnez (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Uganda
Zambia (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Zimbabue
Antigua y Barbuda
Bahamas
Barbados
Belice
Cuba (no abrogada, pero va en camino de suprimirse)
Dominica
Estados Unidos (en algunos estados)
Granada (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Guatemala
Jamaica
San Cristóbal y Nieves
Santa Lucía
San Vicente y Granadinas
Trinidad y Tobago
Guyana
Surinam (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Afganistán
Arabia Saudí
Bahrein
Bangladesh
Brunei
China
Taiwán
Corea del Norte
Corea del Sur (moratoria no oficial)
Emiratos Árabes Unidos
India
Indonesia
Irán
Japón (moratoria no oficial, pero un ejecutado en 2010)
Jordania
Kuwait
Laos (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Líbano
Malasia
Maldivas (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Mongolia
Birmania (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Omán
Pakistán
Palestina (moratoria no oficial de la Autoridad Palestina)
Qatar
Singapur
Siria
Sri Lanka (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Tailandia
Tayikistán (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
Vietnam
Yemen
Bielorrusia
Rusia (moratoria)
Nauru (no abrogada, nunca se ha ejecutado a nadie)
Papúa Nueva Guinea (no abrogada, pero suprimida en la práctica)
"Instrúyanse, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organí­cense, porque necesitaremos toda vuestra fuerza".

Antonio Gramsci, Fundador del Partido Comunista Italiano

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Bienvenidos al Árbol Socialdemócrata, un sencillo blog que pretende dar su pequeña aportación a los ideales del socialismo democrático y de la libertad.

Os invito a leerme, no sólo por afinidad, conformidad a lo escrito o discrepancia, sino para que cada uno cree conciencia propia y ajena. Todos tenemos que contribuir a la libertad, ser una nueva ventana a la esperanza por un mundo mejor.

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"El pueblo no debería temer a sus gobernantes, son los gobernantes los que deberían de temer al pueblo"

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En nuestros conflictos políticos, la República tiene que ser una solución de término medio, transaccional y la válvula de seguridad contra sus desaciertos es el sufragio universal. Lo que se pierde en unas elecciones, puede recuperarse en otras. Nada duradero se funda sobre la desesperación y la violencia. La República no puede fundarse sobre ningún extremismo. Por el solo hecho de ser extremismo, tendría en contra a las cuatro quintas partes del país.

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